El Ejército, una buena bolsa de empleo
FERNANDO BLANCO
En el departamento de Documentación se les barema una vez recogidos todos sus datos y los resultados de las pruebas
POR HENAR DÍAZ
VALLADOLID. Benigno, Lorena, Elena y Sandra son cuatro jóvenes que tienen algo más en común que su cercanía en las ... edades. Con sus respectivos estudios finalizados están buscando una salida laboral en el Ejército. Como ellos, son cada vez más los jóvenes que ven en las Fuerzas Armadas un trabajo más estable y seguro. Así, si el número de aspirantes no ha dejado de crecer desde que en 2002 el Ejército se profesionalizó, evitando al Ministerio de Defensa más de un quebradero de cabeza para completar sus plantillas, en el último año, y sobre todo, en las dos primeras convocatorias de 2009, las solicitudes se han disparado.
Buena muestra de ello es el área de reclutamiento de Valladolid. Según los datos facilitados a ABC para optar a las cinco plazas del primer ciclo (cuatro del Ejército de Tierra y una del de Aire) y a las doce del segundo (todas para el de Tierra) se presentaron un total de 264 solicitudes, llegando a duplicar las recibidas para estos ciclos en el mismo periodo de 2008, en el que se recibieron 124. Mientras, en la Sudelegación de Defensa de León, sólo en estos dos primeros meses se ha recibido hasta 363 solicitudes, lo que supone, en el mejor de los casos, hasta seis o siete aspirantes por plaza.
Tres centros en la región
Valladolid y León son dos de las provincias de la Comunidad que cuentan con centros de selección para esta convocatoria, una especie de tribunal de exámenes donde los chicos realizan las pruebas de acceso. En la Comunidad existen en total tres subdelegaciones de Defensa que ejercen esta función. León, que acoge además a aspirantes procedentes de Asturias; Burgos, que recoge a los de Palencia y parte del Norte de España y Valladolid, con aspirantes de Ávila, Zamora, Salamanca y, desde hace poco, Madrid, para aliviar el colapso que tienen algunos de sus centros de reclutamiento.
Varios factores hacen que estas ofertas de trabajo sean «golosas», sobre todo para los más jóvenes. Desde Defensa insisten en que en la actualidad se trata de «un trabajo más. Muy distinto a cuando existía el Servicio Militar Obligatorio», señala el teniente coronel Antonio López.
Un mínimo de unos 14.000 euros brutos anuales, un contrato de dos años con la posibilidad de prolongarlo o pasar a escalas superiores y, en algunos casos. la oportunidad de aprender una profesión son algunos de los «caramelos» de las Fuerzas Armadas profesionales. Opciones que explican parte del repunte de estas solicitudes, que según el teniente coronel, jefe también del Área de Reclutamiento de la Subdelegación de Defensa en Valladolid, antes se producían principalmente en junio o septiembre, cuando los más jóvenes terminaban los exámenes de sus respectivos estudios.
No obstante, reconoce que la actual crisis económica y el paro han ayudado lo suyo, como demuestran los últimos datos. Además, este año las ofertas de empleo cuentan con la ventaja de que los solicitantes pueden presentarse hasta los 29 años (sólo si los han cumplido un día después de examinarse), ampliándose dos años más la edad respecto a las anteriores convocatorias. Razón también que ha contribuido a que en los ciclos de reclutamiento el nivel de estudios sea superior y el 40% se presente con Bachillerato, incrementándose también el número de solicitantes con carrera universitaria.
Igualdad de condiciones
En total, de acuerdo a la Ley de Presupuestos, en España este año 2009 puede haber hasta 86.000 soldados, un nueve por ciento de los cuales (7.740) pueden ser inmigrantes hispano-hablantes, mientras su país de origen mantenga un convenio con España. Aunque los aspirantes extranjeros no pueden presentarse a todos los ciclos de la convocatoria, en aquellos donde se les permite, opositan en igualdad de condiciones a los nacionales. Tampoco existe una proporción de plazas reservadas a las mujeres, cuyas pruebas -incluso las físicas- son iguales a las masculinas. De hecho, Castilla y León es una buena muestra, según Antonio López, de la «feminización» del Ejército, ya que el 25% de los soldados son mujeres, mientras que la media española es del 18%.
Respecto al trabajo en los centros de selección, comienza en los departamentos de información, donde tratan de resolver las dudas de los aspirantes. ¿Cuáles son las unidades con más movilidad? o ¿Dónde estaría yo mejor? son algunas de las preguntas que les plantean antes de pasar por el servicio de documentación, donde se recoge todos los documentos de los aspirantes y se les barema una vez que han pasado por las pruebas. Su siguiente parada es el médico, antes de realizar las pruebas físicas -carrera, abdominales, dorsales y salto de longitud- y el test psicológico -con 132 preguntas-. Allí, a parte de la exploración física, se les realiza otras complementarias -auscultación cardiopulmonar, control de visión y audición- y un test de orina para la detección de psicotrópicos (si no están de acuerdo con los resultados pueden recurrir en el Hospital central de la Defensa).
Por último, otra importante labor la desempeña el orientador, junto a quien analizan los resultados del test y de las pruebas físicas, así como las preferencias que tiene el aspirante. Este servicio tiene acceso a un programa que proporciona una información a tiempo real de cuáles son las plazas que quedan en toda España y cuáles ya han sido ocupadas ya para, en el caso de que así ocurra, orientar al solicitante hacia otra plaza, a la cual muchas veces son reacios y prefieren esperan a un nuevo ciclo de los once que cada año dispone esta convocatoria permanente.
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