Suscribete a
ABC Premium

Pronóstico

LOS chicos de las juventudes del PNV andan difundiendo una curiosa etimología de la palabra lehendakari, que, según ellos, consta de dos elementos: lehen («primero») e idazkari («secretario»). O sea, «Secretario Primero», y no, como yo afirmaba, «caudillo» o cosa parecida.

Supongo que van de ... broma. De lo contrario, habría que pensar que, además de jóvenes, son un poco gilipollas y se creen todas las batallitas que sus mayores les cuentan. Lendakari, y no lehendakari (que es su adaptación posmoderna, de hace no más de treinta años), fue un neologismo de los muchos que creó el nacionalismo de preguerra, uno de aquellos «terminachos» a los que se refería Unamuno y que tan felices hacían a la inmensa mayoría de los nacionalistas de entonces, que no sabían vascuence. El PNV siguió utilizando la forma lendakari en sus publicaciones hasta después de la muerte de Franco. Y con el significado de caudillo, jefe o similar. El boss, vamos. Estricto equivalente de Führer, Duce o Conducator. Y qué. Era la moda en una derecha que se fascistizaba a medida que se bolchevizaba la izquierda. Las juventudes de la CEDA llamaban a Gil Robles «el Jefe», lo que todavía se rememora, desde la izquierda, para probar que Gil Robles era un facha y para justificar la revolución de 1934 contra la República. Pero Gil Robles no fue fascista, y la liturgia totalitaria de sus alevines le hacía tan poca gracia como a Indalecio Prieto la de las juventudes socialistas sovietizadas, que trataron de lincharlo, por cierto.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia