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ADN de Colón, aún caso abierto

Cientos de miles de datos, análisis de cientos de muestras de ADN recogidas en el norte de Italia y en distintas regiones de España, entre miembros de las estirpes de Colom y Colombo. Un presupuesto notable para crear la técnica necesaria que permita investigar la verdad del hombre que acercó dos mundos: Cristóbal Colón. El problema es el poco material genético que los huesos de Colón contienen. Por ello las investigaciones tratan de cotejar pequeños fragmentos del cromosoma «Y», que se hereda por vía paterna, para poder encontrar la salida del laberinto biográfico de una de las más asombrosas figuras de nuestra historia.

A instancias del historiador Marcial Castro comenzó la investigación antropológica y genética de los restos de Colón conservados en Sevilla, cuyo responsable, el prestigioso genetista de la Universidad de Granada José Antonio Lorente participa hoy en las jornadas sobre el Almirante en Marbella.

Los genes italianos

Lorente hará hoy navegar a su audiencia de la ciudad malagueña por un océano de datos que su equipo tardará aún mucho en cruzar. La primera conclusión: que los ADN de los Colom españoles y los Colombo italianos son demasiado parecidos, así que lo lógico es que los hispanos procedan de los Colombo italianos. Ahora bien, ¿anula esta teoría la tesis de Enseñat de Villalonga, que afirma que Colón se llamaba Pedro Scotto? Aún es perfectamente compatible, dado que no se han podido efectuar análisis a los Colonne italianos. No se ve la otra costa, está oculto el horizonte en este mar de fragmentos de ADN. Queda mucho por hacer.

«No hay un ADN judío»

Para empezar, la técnica desarrollada por Lorente permite adentrarse en esos pequeños trozos al analizar de una sola vez muchas secuencias en una misma muestra. Pero el genetista bromea: «Me piden que al menos diga si tenía ADN judío, sin saber que no existe un ADN propio de ese pueblo, que tan sólo hay ciertos fragmentos más frecuentes en algunos miembros de esa etnia, formada no por los genes sino por causas culturales, geográficas e históricas».

Pero el científico, prudente mientras no se puedan extraer las conclusiones de su trabajo, sí afirma que este estudio está «abierto a las aportaciones y la participación de cualquier laboratorio», algo lógico, porque, «aunque cada muestra de ADN cuesta unos 150 euros, lo que resulta carísimo es el desarrollo de técnicas específicas como las nuestras». Lo cierto es que han convertido en un centro de referencia a la Universidad de Granada.

Sobre los restos de Sevilla, Lorente reitera que son de Colón, pero no son todos los restos: falta un gran número de huesos y por eso podría haber otros en República Dominicana u otros lugares. Allí apareció una urna con otros restos que las autoridades dominicanas no han permitido analizar por el momento.

Para demostrar la autenticidad de los restos conservados en la Catedral de Sevilla, el equipo de Lorente ha utilizado el ADN mitocondrial, un material que se hereda por vía materna. Las muestras de estos huesos y las de los restos de su hermano Diego Colón resultaron idénticas, como ya saben los lectores de ABC, por lo que queda científicamente demostrado que proceden de la misma madre.

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