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España contra el principio de realidad

... Nuestros gobernantes deben empezar a admitir que la sociedad española tiene un grave problema de formación de sus licenciados; problema que no se resuelve simplemente aprobando a un mayor número: ya hemos tenido bastante ficción. Se trata de exigir más al alumno; y si lo hacemos, nos sorprenderá el resultado. De lo contrario, no habrá nunca cambio alguno de modelo: sólo un declive a la italiana manera...

Mucho se ha venido hablando últimamente del proceso de cambio que, a raíz del compromiso adoptado en Bolonia por veintiséis países europeos para construir un espacio único de educación superior, está realizando la Universidad española. Es razonable que un asunto de tal magnitud movilice numerosas ... opiniones y aun a unos cuantos estudiantes, empeñados por desgracia en confirmar, con el tenor de su protesta, la necesidad de renovar una institución capaz de producirla. Se han dicho muchas cosas, no sin acierto. Sin embargo, si las críticas formuladas contra esta reforma de la Universidad revelan algo, es el formidable problema que tiene la sociedad española con el principio de realidad. A mi juicio, este es el rasgo dominante de uno de los principales -y más celebrados- argumentos críticos con el proceso en curso: que esconde una renuncia al humanismo y la entrega de la Universidad al mercado. ¡Menos competitividad y más Suma Teológica! Tal podría ser su grito de guerra. Pero, ya sea porque uno pertenece a una generación que -digamos- no creció leyendo a Althusser y Deleuze, ya sea porque uno ha viajado y comparado distintos sistemas educativos y aun sociales, esta crítica me resulta tan noble como incongruente. Y no es una querella menor, porque el modo en que la solucionemos, o dejemos de hacerlo, definirá también el futuro de la sociedad española.

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