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Los terroristas vuelven a hacer la vida imposible a los madrileños

La bomba de esta mañana en el Campo de las Naciones de Madrid ha convertido la mañana de muchos ciudadanos en un infierno. La línea de metro que conduce al aeropuerto ha tenido que cerrar y se han producido importantes problemas circulatorios en la zona de la explosión. Para muchos, llegar hoy a su destino ha sido una odisea

La Policía ha acordonado la zona, lo que ha evitado daños personales / REUTERS

De nuevo la violencia terrorista ha convertido Madrid en una ratonera. Los terroristas han contribuido a hacer aún más caóticos las ya de por sí convulsas mañanas de lunes en la capital. La furgoneta bomba colocada por ETA en el Campo de las Naciones ha provocado importantes complicaciones circulatorias en una zona en la que tienen su puesto de trabajo miles de ciudadanos. Los automoivlistas han tenido que encajar con paciencia las largas colas hasta poder atravesar el paso sobre la M-40 que da acceso al Campo de las Naciones. Muchos ni siquiera conocían el motivo del inusitado atasco de hoy, hasta que se ha ido corriendo la voz de ventanilla en ventanilla.

Tampoco se han librado quienes han optado por el metro. La línea 8, la que conduce hasta el aeropuerto de Barajas, ha tenido que interrumpir el servicio por motivos de seguridad. Los muchos viajeros que se dirigían a coger sus vuelos de primera hora de la mañana se han visto abocados a una particular guerra urbana por un taxi. Junto a la boca de metro de Mar de Cristal podía verse a decenas de ellos, arrastrando sus maletas angustiados, en una particular competición urbana por capturar alguno de los pocos taxis libres que pasaban. Lo peor es que, en su trayecto al aeropuerto, a los taxistas no les quedaba otra que zambullirse en el gran atasco que ETA le ha regalado esta mañana a los madrileños.

Se mantienen las restricciones al tránsito

A medida que avanzó la mañana y se sabía por los medios de comunicación que no se han registrado daños personales, el lugar del atentado se ha convertido en un hervidero de curiosos, muchos de ellos trabajadores a los que el cordón policial impedía acceder a su centro de trabajo. Como Javier, que trabaja en la sede del Banque Nationale de Paris junto a donde los terroristas abandonaron la furgoneta-bomba . «Estaré aquí toda la mañana pasando frío, hasta que me dejen acceder», decía. Los cuantiosos efectivos policiales en el lugar continúan inspeccionando la zona y de momento se mantienen las restricciones al paso.

Todas las conversaciones en las cafeterías de la zona, hoy atestadas porque la gente no puede acceder a sus centros de trabajo, giran en torno al acontecimiento del día. «Ahí es donde aparco yo» o «fíjate, ahí cojo yo el autobús todos los días» son algunos de los comentarios que se escuchan. No es la primera vez que ETA sacude esta zona de la capital con sus acciones criminiales, pero hay cosas a las que es difícil acostumbrarse.

También Begoña, otra empleada de una de las oficinas de la zona se ha visto damnificada por la bomba. «Iba camino del trabajo, he escuchado la explosión y he sentido como me temblaba todo. Me he llevado un susto tremendo», ha comentado a ABC.es . A esta hora, Begoña mantiene intacta su intención de acudir a la reunión que tenían prevista en su oficina a media mañana. Sin embargo, ETA, hoy otra vez, ha vuelto modificar brutalmente la agenda de muchos madrileños. Y van...

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