Los grupos euroescépticos se movilizan para reclutar a los descontentos por la crisis
Libertas, la formación que tumbó el Tratado de Lisboa en Irlanda, tiene a España entre sus «prioridades»
Las elecciones al parlamento Europeo del próximo mes de junio van a tener lugar en un entorno de pesimismo económico que será difícil de eludir. Los grupos euroescépticos han empezado a mover posiciones de cara a una cita electoral en la que pueden obtener por primera vez un grado de representatividad que les permita interferir en la política europea tradicional. La irrupción del grupo paneuropeo Libertas, que el lunes fue reconocido como partido europeo y aceptado provisionalmente en el reparto de fondos públicos para gastos electorales, podría permitirle encaramarse en la Eurocámara para tratar de boicotear la ratificación del Tratado de Lisboa.
Después de Irlanda, el Reino Unido y Bruselas, Libertas ha abierto la semana pasada su sede en Polonia, donde espera una buena cosecha de euroescépticos, y anuncia que su intención de presentarse en todos los países miembros, incluyendo España. «España es una de nuestras prioridades, tenemos allí algunos contactos y en las próximas semanas anunciaremos los candidatos de calidad que estarán en nuestras listas». Un portavoz de Libertas confirmaba ayer así su tesis de que la crisis financiera les beneficiará: «la recesión se hace más profunda en países como Irlanda y España, donde los gobiernos serán culpados por la mala situación. Es evidente que nosotros podemos convencer a muchos electores para que nos den su apoyo».
Con financiación institucional
Los datos que maneja la Comisión Europea señalan, al contrario, que los irlandeses están más predispuestos a ratificar el Tratado de Lisboa en un segundo referéndum precisamente a causa de la crisis.
Por ahora, la única encuesta electoral que ha hecho Libertas ha sido en la República Checa, donde dicen que tendrían hasta el 22 por ciento de apoyo. En Praga, el Parlamento decidió ayer un nuevo aplazamiento de la ratificación del Tratado de Lisboa, que es precisamente el caballo de batalla de Libertas. Declan Ganley, el fundador del partido, es un multimillonario que saltó a la arena política encabezando a los partidarios del no en Irlanda. En fuentes del Parlamento Europeo insisten en que no le entregarán los 202.000 euros que le corresponden si no acreditan que cumplen el principal requisito, que es tener el apoyo de diputados o eurodiputados de al menos una cuarta parte de países miembros, en este caso siete.
Uno de los firmantes es un diputado estonio llamado Igor Grazin, al que el Grupo Liberal ha presionado para que explique su apoyo a un grupo parlamentario distinto al suyo. El diputado se ha desdicho, pero ayer Libertas presentó públicamente los documentos firmados por Grazin, desafiando a la investigación del Parlamento Europeo. Ayer tarde había rumores de que otro de los firmantes, búlgaro en este caso, también estaba pensando en retirarse, pero los portavoces de Libertas insisten en que «podemos obtener facilmente otras firmas, y en todo caso, el dinero no es el problema y nos hemos comprometido a no utilizar los fondos del Parlamento Europeo hasta que no tengamos un respaldo de los contribuyentes». En efecto, Libertas tiene una reputación de no tener problemas de fondos, aunque Ganley lleve tres meses eludiendo la investigación del Parlamento Irlandés, que cree que la campaña del no fue financiada con dinero de donantes norteamericanos, algo ilegal en este caso.
Ya se han visto ruidosas protestas por la crisis en varios países europeos como Grecia, Bulgaria, Reino Unido o Francia, y no es difícil pensar que la UE será uno de los blancos más socorridos del descontento. La irrupción de Libertas con su mensaje simple de «más transparencia y menos burocracia» puede encontrar un apoyo inesperado en momentos muy delicados para el futuro de la UE.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete