CLÁSICA
Festival de Canarias
Obras de Bartók y Bruckner. Int.: L. Kavakos, violín. Orq. de Filadelfia. Dir.: Ch. Eschenbach. Lugar: Auditorio de Tenerife. Fecha: 30-I
ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE
Llegará estos días a Madrid la Orquesta de Filadelfia junto a su director titular Christoph Eschenbach. Podrá escucharse en el ciclo de Ibermúsica después de los conciertos ofrecidos en el Festival de Canarias. Entre ellos un programa con mucha novedad en su interior. Bartók y Bruckner son compositores conocidos, pero infrecuentes si se habla del Segundo concierto para violín o la Sexta sinfonía. El repertorio suele caer en olvidos comprensibles pues son muy pocos los que pueden hacer justicia a ciertas músicas. Así se ha entendido en Tenerife donde Bartók se ha oído en condiciones excepcionales, con Leonidas Kavakos asumiendo la muy complicada parte solista y la Orquesta de Filadelfia convirtiendo el acompañamiento en un alarde de virtuosismo.
Kavakos tiene a su favor un sonido redondo, con presencia, igualdad y aplomo que le distingue de otras afiladas exquisiteces violínisticas y mas orientales. Que sea capaz de dibujar escenarios inmateriales cuando en compañía del arpa y la celesta penetra en el segundo movimiento, que flirtee con el tempo o se asiente con contundencia en el ritmo que propone el singular folclorismo del tercero son detalles para una musicalidad contundente. La modernidad de Bartók agradece interpretaciones serenas y se sublima cuando estas se convierten en una colección de singularidades instrumentales dichas con prudencia en el acompañamiento y refinamiento en la ejecución, como ha sido capaz de proponer la Orquesta de Filadelfia. En realidad no fue una orquesta, sino dos. Sonó minuciosa y elegante en Bartók, para luego crecerse en la tosquedad orquestal bruckneriana. La de la Sexta sinfonía tiene especial cabezonería repetitiva. Sonó densa y cruda, con retórica grande que no grandilocuente. Fue un gran final para un concierto de los que marcan límites artísticos a observar. Orquestas como la de Filadelfia son modelo de seriedad, disciplina, calidad instrumental y aplomo. Ni un músico pestañeó mientras atendían al contrabajista que se desmayó durante la sinfonía de Bruckner. Fue la anécdota y un paréntesis. Increíble.