«Para ser feliz quiero un empleo»
La intervención de Izaskun en el programa de TVE «Tengo una pregunta para usted» no dejó a nadie indiferente. Su pregunta al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sirvió para poner de manifiesto que miles de personas con síndrome de Down o con algún ... tipo de discapacidad intelectual están esperando una oportunidad laboral. Algunos ya la han conseguido, otros trabajan para lograrla. Pero ninguno lo hará sin la ayuda de todos.
Pedro José tiene 30 años y se encuentra entre los privilegiados. Trabaja como auxiliar administrativo desde hace seis años; primero lo hizo en el Ayuntamiento de Murcia y ahora desempeña su tarea en la Fundación Síndrome de Down de la capital murciana. «Soy feliz en mi trabajo y me encanta ayudar a la gente», asegura. En su sendero hacia la integración laboral Pedro José ha encontrado siempre el apoyo de quienes velan por allanar el camino de estas personas para las que los obstáculos son mayores. Otros jóvenes, como María José, Eduardo, David o Jorge, han saltado también la valla de la trisomía 21 y son felices en su trabajo.
Empleo con apoyo
Hoy, se estima en 35.000 el número de personas que sufren esa alteración en España. De ellas, 1.853 trabajan en distintos sectores, públicos y privados. Según la Federación Española de Síndrome de Down, en los últimos diez años el número de empleados de estas características ha subido un 66,50%, y el incremento cuantificado en 740 personas responde en su mayoría al «Empleo con Apoyo».
¿En qué consiste esta modalidad? Cuando un discapacitado intelectual se incorpora a un empleo, un preparador laboral le enseña a trabajar «in situ». No obstante, no todas las personas con discapacidad que se integran en el mundo laboral lo hacen con apoyo.
Las cifras parecen muy pequeñas pero encierran un gran valor. Pedro José ha seguido este camino. Se encuentra muy integrado en el entorno laboral y sus compañeros le tienen en gran consideración. «Es el momento mejor de mi vida», enfatiza. «Soy uno más en el trabajo y todos me quieren». En realidad, ninguno plantea problemas con sus compañeros e incluso se ofrecen a modificar sus vacaciones para que no tengan que hacerlo otros compañeros. «Con su actitud contribuyen a hacer más humana la convivencia diaria, porque son personas sin doblez, que realizan su trabajo con una minuciosidad ejemplar y no plantean conflictos», asegura Pedro Martínez, asesor de la Federación Española de Personas con Síndrome de Down.
¿Cómo responden los compañeros? «No suele haber conflictos. Alguna vez ha habido susceptibilidades entre otros empleados de la misma categoría, pero todo se ha resuelto favorablemente».
¿Qué tipo de trabajo pueden desempeñar las personas con esta discapacidad? «Siempre son tareas auxiliares y con poca toma de decisiones», indica Pedro Martínez, al tiempo que advierte de que las condiciones laborales y el sueldo son las mismas que las de los empleados en puestos similares. «Ellos -continúa- reciben las mismas retribuciones que sus compañeros de categoría profesional y su eventual menor productividad, derivada de su discapacidad, es compensada por las desgravaciones de las que se beneficia el empresario al contratarlos».
¿Han detectado algún caso en el que sean consideradas como mano de obra barata? «No, porque la vigilancia es muy escrupulosa. Si se da la mínima sospecha, la actuación es inmediata». La integración escolar y laboral de quienes sufren discapacidad intelectual es decisiva para su calidad de vida y su adaptación social. Algunos permanecen para siempre en el hogar familiar, otros viven en residencias y otros lo hacen en pisos tutelados. Esa es la modalidad elegida por Pedro José. En su casa, todos comparten las tareas propias de un hogar. Él se encarga de la cocina y con orgullo resalta que «es un experto preparando la pasta». Además, sale con sus amigos y va al cine o a la discoteca.
Cuatro casos de excepción
En esta integración no existe una receta única. «Cada uno es diferente y no hay que exigir a todos lo mismo. Sería un error plantear un mismo objetivo para todos, porque cada uno es una historia única e irrepetible», dicen los expertos. «Unos serán capaces de superar la enseñanza obligatoria, otros de obtener una cualificación profesional y otros simplemente un adiestramiento para sentirse útiles».
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