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Reformas Zapatero S.L.

La machacona insistencia de José Luis Rodríguez Zapatero en que las 31.000 obras del fondo municipal habilitado por el Gobierno serán un bálsamo contra el paro choca con el tufillo a economía subsidiada y de corto vuelo que desprende la medida

Primero fueron las once mil vírgenes bíblicas, después los cien mil hijos de San Luis y ahora las treinta y una mil obras de Zapatero. Hay números pergeñados con vocación literaria o histórica, con un mayor o menor fundamento. Cuando el presidente del Gobierno había ... repetido ya por enésima vez la cifra mágica en el último «reality» de éxito («Tengo una pregunta para usted»), en aplicado cumplimiento de los principios «goebbelsianos» de reiteración de la propaganda, la cara de recelo y hastío de los ciudadanos que le interpelaban sólo era comparable a la endeblez del plan propiamente dicho, supuesto bálsamo para el desempleo. Puestos a convertir dígitos en citas de autoridad, la más aplastante es la de las 800.000 familias en «paro total», las que no ingresan ningún sueldo, dato del que se evade Zapatero, enfrascado en proclamas tan voluntaristas como huecas, resumibles en un único grito de guerra: ¡Todos al tajo! Y para que no quepa duda sobre quién auspicia ese oasis laboral de pico y pala urdido en Moncloa, las obras (en no pocas ocasiones meras chapucillas de zanja) deberán estar presididas por un cartel de dimensiones colosales (tres por cuatro metros, sobre patas de dos metros de altura) con la leyenda de patronazgo gubernamental «ad hoc».

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