El Papa condena el negacionismo tras el anuncio de ruptura del Rabinato de Israel
Citando cuatro veces la palabra «Shoah» en un discurso de once líneas, Benedicto XVI condenó ayer el negacionismo del Holocausto al día siguiente de que el Rabinato de Israel rompiese las relaciones con la Santa Sede por el levantamiento de la excomunión al obispo lefebvriano ... Richard Williamson, quien niega la existencia de las cámaras de gas y reduce a 300.000 el número de víctimas del Holocausto.
En la audiencia general, el Papa recordó «mis repetidas visitas a Auschwitz, uno de los campos donde se llevó a cabo la matanza salvaje de millones de judíos», renovó su «plena e indiscutible solidaridad con nuestros hermanos de la Primera Alianza» y pidió «que el recuerdo de la Shoah lleve a la humanidad a reflexionar sobre la imprevisible potencia del mal en el corazón humano». Saliendo al paso de los negacionistas, el Papa afirmó que «la Shoah debe constituir para todos un aviso contra el olvido, la negación o el reduccionismo, pues la violencia contra un solo ser humano es violencia contra todos».
Clarificar equívocos
Según el rabino jefe de Roma, Ricardo Di Segni, esta intervención contribuye «a clarificar muchos equívocos, tanto sobre el negacionismo como sobre el concilio Vaticano I». Para Oded Weiner, director general del Gran Rabinato de Israel, las palabras de Benedicto XVI suponen «un gran paso hacia la reconciliación».
Tan solo el día anterior, el Gran Rabinato había anunciado por carta al Vaticano la ruptura total de relaciones con la Santa Sede por haber supuestamente readmitido en la Iglesia católica a un negador del Holocausto. La carta, firmada por el director general Oded Weiner y dirigida al cardenal Walter Kasper, responsable de las relaciones religiosas con el judaísmo, fue filtrada a la prensa israelí, y la primera noticia pública llegó a Roma a través del «Jerusalem Post».
En la Santa Sede prácticamente nadie sabía que uno de los cuatro lefebvrianos a los que Benedicto XVI levantó la excomunión impuesta en 1988 por haber aceptado la consagración episcopal sin permiso del Papa era un negacionista del Holocausto. El único personaje conocido y el interlocutor de Roma es Bernard Fellay, sucesor de Lefebvre al frente de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, mientras que los otros tres obispos tradicionalistas, el francés Bernard Tissier de Mallerais, el británico Richard Williamson y el español Alfonso de Galarreta, eran perfectos desconocidos hasta que una cadena de televisión sueca recordó haber entrevistado hace dos meses a uno de ellos, que minimizaba el Holocausto.
La noticia saltó a las primera páginas de diarios de Nueva York y de Londres sin que quedase en absoluto claro que los lefebvrianos no obedecen al Papa. Como es lógico, las principales organizaciones judías manifestaron su protesta, pero el Vaticano retrasó hasta hoy una respuesta rotunda en público a pesar de que el equívoco ponía en peligro no sólo las relaciones con los judíos sino también el viaje de Benedicto XVI a Israel el próximo mes de mayo. Al final, el Papa ha tomado el problema en sus manos y ha comenzado a resolverlo.
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