Ni la estremecedora cifra de más de 800.000 familias con todos sus miembros en paro, ni el aumento desenfrenado del desempleo, ni el descenso en los índices de turismo pueden con el «optimismo antropológico» del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que ayer visitó San Sebastián para apoyar la candidatura a lendakari de Patxi López. Ante unos mil simpatizantes que llenaron el Teatro Victoria Eugenia de la capital guipuzcoana, Zapatero no dudó en asegurar que «España va salir de la grave crisis económica con fuerza y respaldando a aquéllos que más necesidades tienen».
En una intervención que se prolongó durante cuarenta minutos, el jefe del Ejecutivo defendió a capa y espada las políticas que hasta ahora ha puesto en marcha para combatir la crisis económica. La receta de Zapatero es el trabajo conjunto del Gobierno de España, los Gobiernos autonómicos, Ayuntamientos, sindicatos, empresarios y trabajadores. Todos ellos deben hacer un «esfuerzo colectivo de empuje y de solidaridad». «Digan lo que digan algunos, este Gobierno va a mantener e incrementar la protección social en este tiempo de dificultades», arguyó. Para ello, se están llevando a cabo «actuaciones públicas» de apoyo a las familias y los trabajadores que pierden el empleo.
Récord de obras
Zapatero sacó pecho al destacar el «fondo extraordinario» de once mil millones de euros, de los que ocho mil los van a usar los Ayuntamientos para poner en marcha 31.000 obras públicas a lo largo y ancho de la geografía nacional. Según sus cuentas, estas actuaciones suponen 280.000 puestos de trabajo directos. «A partir de marzo, abril y mayo tendremos el récord de obras públicas al mismo tiempo en España», sostuvo entre los aplausos de sus fieles.
Para Zapatero, aunque se avecina un año «difícil y duro», la «clave» para que España salga fortalecida de la crisis es «la confianza en nosotros mismos como país». Y las «herramientas» son «la educación, la formación, la innovación, el talento, la tecnología». Según él, si, como propone la derecha, se redujera el gasto social, España saldría más débil de esta mala coyuntura. El propio presidente del Gobierno se refirió al optimismo como una forma de «querer cambiar las cosas» y «saber que es posible alcanzar metas». A su juicio, ése es el camino correcto porque «el pesimismo no crea puestos de trabajo y es la resignación, el fatalismo». Hay que apelar a la «confianza y el optimismo».
Llegados a ese punto, el presidente del Gobierno repitió su expresión de pedir a todos los agentes políticos y sociales que «arrimen el hombro» y aprovechó para lanzar una pulla al Partido Popular. «El principal partido de la oposición debe arrimar el hombro, si es que le queda tiempo para dedicarlo a ello», señaló, en lo que fue su única referencia, apenas velada, al caso de presunto espionaje en el seno del Partido Popular madrileño.

