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Detenido en circunstancias extrañas el dirigente tutsi congoleño Nkunda

Detenido en circunstancias extrañas el dirigente tutsi congoleño Nkunda

El líder de la guerrilla tutsi del Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), Laurent Nkunda, fue detenido el pasado jueves en Ruanda, según informó ayer el estado mayor de las operaciones conjuntas de los Ejércitos ruandés y congoleño.

Nkunda -contra el que la Corte Penal Internacional dictó una orden de busca y captura en 2005- fue capturado a pocos kilómetros de la frontera, lugar hacia el que había huido tras un enfrentamiento con las tropas congoleñas en Bunagana, 90 km. al norte de Goma.

Una paradójica detención que se presenta como un elemento más en la reciente estrategia del Gobierno de Kigali para eliminar a testigos molestos del pasado. Formado militarmente en el Frente Patriótico Ruandés, partido tutsi que gobierna Ruanda desde hace 18 años, Nkunda se encontraba bajo el amparo del presidente Paul Kagame. Con el apoyo explícito de Ruanda, el CNDP -formado por 8.000 hombres- asola desde 1998 la región congoleña del lago Kivu en su afán de evitar «el genocidio que los hutus están practicando contra los tutsis al este del Congo», según explicó en entrevista a ABC el pasado mes de noviembre. Entre sus principales «méritos» se encuentran la matanza de más de 160 civiles en 2002 en Kisangani, o el reclutamiento de más de 2.500 niños soldado. En las últimas semanas, el descontento con el carismático líder militar y espiritual había crecido entre sus hombres. Su arresto deja sin rumbo a unas 250.000 personas que vivían en su feudo en las montañas de Virunga, al este del Congo.

Soldados niños

La relación entre Nkunda y el presidente Kagame fue desvelada en un informe de la ONU que detalla cómo el Gobierno de Kigali participó en «el reclutamiento de soldados, incluidos niños». Ahora, un mes después de su publicación, Nkunda es detenido en una operación que comenzó a gestarse el pasado martes, con el envió de más de 2.000 soldados ruandeses a la región. No resulta extraño que quede así fuera de la circulación un incómodo testigo de los desmanes de Kagame. Su asesora más próxima, Rose Kabuye, deberá rendir cuentas pronto ante la Justicia francesa por su implicación en el asesinato en 1994 del ex presidente ruandés Juvenal Habyarimana, magnicidio en el que Kagame también tiene las manos cubiertas de sangre y que dio lugar al genocido de 1994.

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