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Bermejo, contra las cuerdas

El ministro Mariano Fernández Bermejo «tiene un problema, pero también la solución». El lunes se sienta a negociar con la carrera judicial en contra (por su «ineficacia» y su poco sentido de la diplomacia) y con la convocatoria de huelgas en febrero y junio

Mariano Fernández Bermejo. E.A

El panorama que se le presenta al ministro Mariano Fernández Bermejo en este primer semestre del año, y más próximamente, en los próximos días, no es nada envidiable para ningún miembro de un Gobierno. Con la carrera judicial en contra -por la propia situación que atraviesa y el malestar que sus declaraciones han causado en este colectivo-, se puede decir que el titular de Justicia no se sentará a negociar precisamente con amigos el próximo lunes.

El embrollo en el que se encuentra Bermejo, y al que ha arrastrado a todo un servicio público, es fruto «de su propia incompetencia, de su nulo sentido de Estado, de su ineficacia para resolver problemas y de su visión partidista y sectaria» de los males de la Justicia. Quien así habla representa el sentir de parte de los asociados que el 26 de enero están convocados a una reunión con el ministro. Las expectativas de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), de Francisco de Vitoria, de Jueces para la Democracia (JpD) y del Foro Judicial Independiente para la reunión del día 26 no son, en líneas generales, halagüeñas, pero en el fondo todos ellos albergan la esperanza de que con «diálogo» se pueden resolver los problemas. Y si no, siempre quedará la huelga.

Aunque «totalmente respetable», la decisión de algunas Comunidades Autónomas de paralizar la actividad jurisdiccional el 18 de febrero no facilita el clima de negociación. «Agotar las vías de diálogo no parece que sea una política que pueda deparar éxitos», dicen en la APM. Otros, sin embargo, consideran que ese paro inminente es lo único que va a hacer reaccionar al polémico ministro. Porque con independencia del día en el que se convoque la huelga, de la condición de asociados o no de los jueces y de su propia procedencia, lo que es innegable es que si algo hay en común es la disposición de todo el colectivo a secundarla. «El ministro tiene un problema, pero también la solución».

No es un chantaje

Coinciden todas las asociaciones en que los jueces no están planteando ningún chantaje al Gobierno en el sentido de que la huelga es la consecuencia de que no se atiendan sus reinvindicaciones. «Esto no es una pataleta -dicen- sino la gota que ha colmado el vaso de todos los años que llevan ignorándonos», subrayan en Foro Judicial Independiente.

Las asociaciones van a la reunión del lunes con las cosas claras: «Queremos un calendario. Somos conscientes de que hay cosas que no se pueden hacer de la noche a la mañana, pero queremos un compromiso por parte de Bermejo de que se van a hacer». Y si eso implica, matizan desde Jueces para la Democracia, que durante un tiempo tengamos que sortear inconvenientes, «estamos dispuestos a ello siempre que se vea la luz al final del túnel».

Pese al escepticismo de algunas de las asociaciones, reconocen que el encuentro del lunes con el ministro tiene una enorme «trascendencia». De hecho, la huelga del 26-J está vinculada a los resultados de las negociaciones con Justicia.

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