Barack Obama, ¿el conservador?
Si es verdad que dos millones de personas se agolpaban ayer en el Mall de Washington, nunca una multitud tan numerosa y expectante acogió con igual frialdad las palabras de un líder aguardado con semejante expectación. ¿Por qué? Quizá el contenido del discurso tenga que ... ver con ello. Obama pronunció una alocución inaugural que en un 90 por ciento podía ser la de un presidente conservador. «Nuestros retos pueden ser nuevos. Los instrumentos con que los confrontamos pueden ser nuevos. Pero los valores de los que depende nuestro éxito -duro trabajo y honestidad, valor y juego limpio, tolerancia y curiosidad, lealtad y patriotismo- son cosas viejas. Son cosas auténticas. Han sido la silenciosa fuerza del progreso durante toda nuestra historia. Lo que se necesita es regresar a esas verdades.» No suena muy revolucionario. A quienes han denunciado la «guerra contra el terrorismo» de la Administración saliente les vendría bien pensar a quién se refería Obama en su discurso de ayer cuando en las primeras líneas afirmaba que «Nuestro país está en guerra contra una red de violencia y odio de largo alcance». Es decir, «terrorismo internacional» dicho con ocho palabras. Y por si quedaba alguna duda de lo que deben esperar los islamistas, un mensaje nítido: «No pediremos disculpas por nuestra forma de vida, ni vacilaremos en su defensa. Y para los que intentan promover sus objetivos induciendo el terrorismo y asesinando inocentes les decimos que nuestro espíritu es más fuerte y no puede quebrarse; no aguantaréis más que nosotros; os derrotaremos». Lo mismo que hubiera dicho Bush -con perdón-.
Ciertamente la parte económica de su discurso, tras la exaltación del mercado -«su poder para generar riqueza y expandir la libertad es inigualable»- fue un canto al intervencionismo que muchos escucharían con alegría. Fue casi el único elemento izquierdista en sus veinte minutos de discurso. Pero como ya nos advirtió Hayek, los intervencionistas están en todos los partidos. Lo que tenemos que ver ahora es si la Presidencia Obama sigue las líneas de la campaña o las del discurso inaugural.
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