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Problemas acústicos

Problemas acústicos

El Ayuntamiento de Toledo parece que se inclina con cierta fuerza sobre el paraje de la Huerta del Rey para trasladar hacia allí el actual recinto feria de la Peraleda. La zona es amplia y abierta, con fáciles nudos de comunicación y posibilidad de crear amplios aparcamientos para los automóviles, por lo que resultaría idónea, si no se tiene en cuenta, los perjuicios acústicos que causarían importantes problemas en la cercana barriada de Santa Bárbara, al hospital provincial, y a una parte del casco histórico, donde llegarían con nitidez en el silencio de la noche la parafernalia ruidosa de altavoces musicales a todo cimbel para animar el ocio de los asistentes.

Con lo cual hay que estudiar con detenimiento la iniciativa para no llevar inconvenientes existentes de un lado al otro, consultándose con la vecindad que pudiera sentirse alterada con el bullicio y el estruendo que todo recinto ferial que se precie porta consigo. En principio, la idea de los aledaños de la Huerta del Rey puede resultar válida, pero sin olvidar los comportamientos escandalosos que tendrían su origen en un agrupamiento de jolgorio y barullo. Luego a superar los pros y los contras para más tarde obrar en consecuencia. Para que no empiece el fuego, es conveniente apagar la mecha, como diría el castizo.

Según la placa existente en una fachada lateral de las Casas Consistoriales, se recuerda a los toledanos que el agua potable del río Torcón llegó a la imperial ciudad el día 25 de noviembre de 1948, siendo jefe del Estado español Francisco Franco. Bueno, pues si le interesa guardar un detalle de la misma, acérquese con su cámara fotográfica para resaltar la inscripción, porque tras la obras de rehabilitación de esta fachada, la placa será retirada en cumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica. Una forma como otra cualquiera de pasar página a lo que en su día y momento era un motivo recordatorio que nos hacía saber la fecha en que el agua del Torcón entraba en los hogares de la ciudad. Pues, vale.

En su momento, el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y la presidenta del Partido Popular en nuestra región, María Dolores de Cospedal, se pusieron de acuerdo para aprobar en las Cortes Autonómicas el final del trasvase Tajo-Segura en el año 2015. Ahora, el PP no está muy conforme con lo que se firmó, y pone pegas a la aprobación del Estatuto de Castilla-La Mancha en el Congreso de los Diputados para no perjudicar con el tema del trasvase los intereses de Murcia y Valencia, que no están por la labor de que tenga fecha de caducidad. Y como desde los horizontes del Levante parece que no se fían mucho de la que también es secretaria nacional del PP, pues sitúan como interlocutor para estos asuntos frente a Barreda al peso fuerte de su partido Javier Arenas, que tiene pocos compromisos afectivos y políticos con nuestra tierra. Vivir para ver.

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