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Las madres de países pobres tienen un riesgo 300 veces mayor de morir en el parto

Casi cuatro millones de bebés fallecen cada año antes de cumplir los 28 días de vida

Nada tiene que ver la alegría que supone un embarazo y la llegada de un hijo en un país industrializado con las complicaciones y tragedias que por el mismo motivo sufren millones de familias de países en desarrollo. Miles de mujeres y niños incluso no logran superarlas. De hecho, cada día 1.500 madres mueren a causa de problemas durante el embarazo o el parto, la mayoría de ellas en África subsahariana y Asia meridional. Y a los pequeños no tienen mejor suerte. Cerca de cuatro millones fallecen antes de alcanzar los 28 días de vida.

Así son las dramáticas cifras que revela el informe «Estado Mundial de la Infancia 2009», presentado ayer por Unicef en todo el mundo. Detrás de los datos se esconden historias verdaderamente amargas de millones de personas que luchan por sobrevivir en muchas regiones del planeta. Una vez más la realidad demuestra que aún falta mucho camino por andar para alcanzar en 2015 los Objetivos de Desarrollo del Milenio de Naciones Unidas , de no ser que se sumen esfuerzos por parte de todos.

El quinto Objetivo del Milenio

Precisamente, mejorar la salud de las madres es una de esas metas. Sin embargo, poco se ha avanzado y la mortalidad materna sigue siendo muy elevada, pues el riesgo que corren las mujeres de las zonas más pobres del mundo de morir por problemas relacionados con el embarazo o el parto es 300 veces mayor que en el caso de las mujeres de los países ricos. Una tremenda desigualdad. Mueren sobre todo por hemorragias, infecciones, abortos practicados en malas condiciones, hipertensión y obstrucción durante el parto. Pero es que, además, si sobreviven tras dar a luz, cerca de diez millones padecen después enfermedades y secuelas de por vida a causa del embarazo.

Unicef advierte que un 80% de ellas se podrían salvar de tan terrible destino si tuvieran acceso a unos servicios básicos sanitarios. Sólo una de cada tres madres recibe atención durante el estado de gestación y sólo tres de cada cinco son atendidas por profesionales durante el parto.

Sin embargo, existen otras cuestiones que también podrían frenar estas terribles cifras. Por ejemplo, mejorar la nutrición de las mujeres y evitar los matrimonios tempranos de niñas que se casan antes de los 15 años (en algunas regiones el 50% de las adolescentes ya tienen marido a esa edad). Y es que cerca de 70.000 jóvenes entre 15 y 19 años mueren cada año a causa del embarazo o el parto. Y sus hijos apenas tienen posibilidades de sobrevivir.

Donde se han conseguido mayores avances ha sido en la reducción de la mortalidad infantil. Sin embargo, no ocurre así en la mortalidad neonatal, es decir, el fallecimiento de bebés que no llegan a alcanzar un mes de vida. En concreto, 3,7 millones de pequeños mueren cada año antes de cumplir esa etapa, especialmente durante la primera semana tras el parto. Las principales causas son las infecciones (tétanos, diarreas), la asfixia y los nacimientos prematuros.

El documento revela que un niño que nace en un país en desarrollo tiene hasta 14 veces más probabilidades de morir durante sus primeros 28 días de vida que uno que haya nacido en un país rico. La mayor parte de los Estados con las tasas más altas de mortalidad neonatal se encuentran en África, además de Irak, Afganistán y Pakistán . Son también los que tienen las mayores tasas de mortalidad materna.

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