Una presidencia típicamente checa
El primer ministro, Mirek Topolanek, presentó ayer ante el Parlamento Europeo el programa de la presidencia en una sesión plenaria que fue, seguramente, la más ácida en mucho tiempo. Menos de parte del Grupo Popular, de todos los demás Topolanek recibió para sí y, sobre todo, para el presidente Vaclav Klaus el repertorio más amplio de críticas que supieron halar los eurodiputados.
Parece ser la especialidad de los checos: la provocación. Para ejemplo, la polémica sobre el mural que ha de decorar el atrio del edificio del Consejo en Bruselas, que es sin duda el elemento decorativo del que más se ha hablado en Bruselas.
Para la presidencia, la República Checa encargó al escultor David Cerny un mural en el que artistas de cada país reflejasen su propia imagen. Cerny presentó un trabajo impactante en el que, bajo una estructura de un juguete de plástico para recortar y montar por piezas, se representa cada país de una forma entre tópica y provocadora. La pieza correspondiente a Gran Bretaña ni siquiera está; la de España es un solar de cemento y una hormigonera hundiéndose; Alemania, una alfombra de autopistas ; Italia, un campo de fútbol donde los jugadores se frotan con la pelota la parte homónima de sus anatomías; Francia se esconde tras una pancarta «En Huelga», o la propia Chequia emite frases antieuropeas del presidente Klaus...
Se inventó hasta los nombres
Y así una orgía de representaciones a cual más original. Los que se paraban a verlo nada más instalado estaban lejos de sospechar que Cerny se había inventado hasta los nombres de los artistas nacionales, porque todo era obra suya. La presidencia dijo que se ha enterado como todos de esta sorpresa «desagradable», y hoy dirá si mantiene la obra o no.
Mientras decidía qué hacer con la obra «Entropa», Topolanek acudió al Parlamento Europeo en Estrasburgo. Como es un político que tiene las cosas claras, no podía ignorar que los eurodiputados le estaban esperando, así que hizo un discurso centrado en la crisis del gas. Pero, por ejemplo, se atrevió a decir que sería necesario «rehabilitar» la energía nuclear como alternativa, lo que le valió inmediatamente un ataque de la portavoz de los verdes, Monica Frassoni, quien le acusó de tener «una visión del mundo obsoleta» y ser «machista», «demasiado atlantista», y para colmo de «juguetear con el sistema antimisiles».
El socialista Martin Schultz afirmó que está esperando «que cambien a ese señor que tienen en el castillo de Praga», en referencia a Klaus, después de decirle que en cuestiones de política exterior por ahora la presidencia sólo ha acertado cuando «ha rectificado el tiro». Hasta el liberal Graham Watson le preguntó, «¿por qué permite el sistema antimisiles, y que la UE sea ridiculizada en Oriente Próximo», además de echarle en cara que Klaus «comparase la Unión Europea con la Unión Soviética».
Por si fuera poco, el primer ministro checo aguantó también cáusticos discursos de los euroescépticos de su país, a algunos de los cuales necesita en su débil coalición de gobierno. Jana Bobosokova le pidió que «rechace de una vez el Tratado de Lisboa en nombre del honor de los ciudadanos».
Un debate libre
La respuesta de Topolanek no arregló las cosas, sino todo lo contrario, pero en muchos sentidos debería hacer reflexionar a los eurodiputados: «Si la Unión Europea pierde la capacidad de hacer un debate libre entre todas las opiniones, entonces se convertirá en un infierno». No es como para compararla con la URSS, como hace Klaus -al que naturalmente defendió como «un buen presidente que conoce bien a los europeos»-, pero sí es verdad que existen tópicos intocables que siguen anclados en ciertos sectores políticos. Y que parecen no admitir crítica.
En el atrio del Consejo no sólo está el polémico mural de David Cerny. A su espalda, bien visible a la salida, hay un mapa de Europa en el que una alambrada divide los países que en su día eran gobernados por dictaduras comunistas del resto de la Europa Occidental. Un funcionario del entorno de Javier Solana exclamó al verlo: «Ni la CIA lo hubiera hecho mejor».

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