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Silvia Iranzo, secretaria de Estado de Comercio: «El 75% de las empresas está sufriendo la caída del consumo»

Es la responsable de la secretaría de Estado de Comercio desde que Miguel Sebastián la nombrara en abril del año pasado. Sus competencias abarcan los temas más diversos, pero con un denominador común para las empresas españolas: la necesidad de ser más competitivas dentro y fuera de nuestras fronteras. Antes de incorporarse al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, Silvia Iranzo, desempeñaba el cargo de Jefe del Servicio de Riesgo-País en el Banco de España. Es además Técnico Comercial y Economista del Estado.

La crisis está teniendo un efecto positivo en el déficit comercial, uno de los problemas más importantes de la economía y que compromete su competitividad. ¿Hasta donde se pueden aprovechar estos efectos?

En el tercer trimestre de 2008, por primera vez en muchos años, el sector exterior ha tenido una aportación positiva al crecimiento del PIB, que ha sido de 0,8 puntos porcentuales. Ha habido un aumento de las exportaciones del 6,7% en los diez primeros meses del año pasado, y del 4,7% de las importaciones. Pero, además, si quitamos las importaciones energéticas, estaríamos hablando de una disminución del déficit comercial del 22%, lo que revela un gran peso de la energía en este capítulo.

La evolución del petróleo habrá sido decisiva...

Sí, la caída del precio del crudo ha influido mucho. Pero también el aumento de las exportaciones, que evidencia que las empresas están haciendo un esfuerzo por suplir la caída del consumo interno con los mercados exteriores. En ese sentido, los datos hay que interpretarlos de una manera muy positiva.

¿Les está yendo mejor a las empresas que decidieron internacionalizarse?

Sin duda, ya que esas empresas han conseguido ampliar y diversificar sus mercados. Y esto supone que cuando vienen mal dadas en un mercado, pueden compensarlo con un aumento de su presencia en otro. Las que están focalizadas exclusivamente en un país, como hoy puede ser España, la empresa se encuentra con que no tiene mecanismos de compensación.

¿Y no están recortando las pymes su inversión exterior como consecuencia de la crisis?

En absoluto. Hasta el momento, nosotros no hemos observado que las empresas hayan disminuido la inversión en el extranjero. Los datos de las aduanas nos muestran que el 95,5% de las empresas que han exportado en 2008 son pequeñas e incluso muy pequeñas. Las grandes, es decir, las que han exportado más de 5 millones de euros, sólo representan sólamente un 4,5% de la exportación total.

¿Podría ser un efecto en el futuro?

Nosotros confiamos en que no lo sea, y lo hacemos por una razón. Cuando una empresa sale al exterior y consigue vender sus productos consolida su posición. Hablamos de empresas que empiezan a moverse fuera y entonces saltan de un mercado exterior a otro y a otro... Así, poco a poco lo van teniendo más fácil porque lo más difícil es dar el primer paso. De ahí que el ICEX concentre sus esfuerzos, y sus planes, en ayudar en este primer impulso.

¿Con que herramientas cuentan las pequeñas empresas para exportar?

En mi opinión, hay que destacar el Plan de Iniciación a la Exportación o Plan «PIPE». De él se benefician unas 6.700 empresas. También está el programa «Aprendiendo a exportar» que está teniendo una acogida espectacular, pues ya se han beneficiado de él unas 13.000 empresas.

En su opinión, ¿potenciar la apertura de los mercados exteriores podrá compensar el freno de la demanda interna?

Es una de las maneras, pero no la única. Lo ideal sería frenar los elementos que restringen el consumo interno pero, de lo que no cabe la menor duda, es que si el mercado interno no funciona, pues lo que hay que hacer es vender fuera. De hecho, es lo que nosotros estamos viendo con los datos en la mano. Las empresas que mejor están sobreviviendo a la crisis son empresas que están exportando. Hemos hecho una encuesta a unas 1.500 empresas y entorno al 75% de ellas están sufriendo los efectos de la menor demanda interna. De ese porcentaje, al menos el 60% está incrementando sus esfuerzos por abrirse a los mercados exteriores.

Pero hay muchas empresas que lo están pasando mal. ¿Las medidas adoptadas por el Gobierno son suficientes?

Son las posibles y en este momento hay muchísimo margen de aplicación de esas medidas. Si no son suficientes, se diseñarán otras medidas complementarias a las anteriores. De hecho, en este momento estamos poniendo en marcha una serie de planes para ayudar a la internacionalización, sobre todo de las pymes, que son las que más lo necesitan. El más reciente está destinado a la concesión de créditos para financiar exportaciones y tiene un importe de 30 millones de euros.

¿Cuál es el país con mayor atractivo para invertir?

Hay muchísimos. En este momento ya son más de 3.000 empresas las que tienen inversiones estables en el extranjero. Esto ha ayudado notablemente a impulsar la presencia de los productos españoles fuera de nuestras fronteras y nos ha enseñado a competir. Estamos muy presentes en Latinoamérica y en la Unión Europea, sobre todo en Reino Unido. También en Europa central y del este, y cada vez más en el área asiática y Rusia. En cierta medida China, Japón e India son una asignatura pendiente.

¿Y cuál es el sector tiene mejores comportamientos?

En cada país somos más competitivos en según qué productos. Están los mercados maduros, como pueden ser los vinos, la gastronomía y el sector azulejero. Luego están los mercados clásicos como los de materiales eléctricos, de maquinas y herramientas. Y, por último, están los nuevos mercados donde las empresas españolas se están revelando como muy competitivas. En este plano hay que citar los mercados de las energías renovables -tanto en eólica como solar-, transporte ferroviario, carreteras e infraestructuras en general donde las empresas españolas son punteras. Hay que citar el sector de la biotecnología, la tecnología médica, servicios como pueden ser la gestión empresarial, ingeniería, software, telecomunicaciones...

¿Qué pasa con el «Made in Spain»?

Es importante acompañar todos los planes sectoriales con planes de imagen de España. En este sentido tenemos casi ultimado un plan para lanzar en EE.UU. y darnos a conocer. España es conocida en muchos países por su atractivo turístico, por su gastronomía y por su folclore, pero es menos conocida por aquellas cosas que nos han hecho llegar a ser la octava potencia mundial, como los sectores punteros. España como país con tecnología avanzada, como competidor global y capacidad tecnológica al mejor nivel.

España es el 8º inversor más importante del mundo, ¿hay una apuesta firme por ayudar a las empresas a salir al exterior?

En la pasada legislatura se identificaron 11 países como prioritarios para llevar a cabo unos planes específicos y reforzados de nuestras actuaciones de promoción en el exterior y de las herramientas de apoyo a la internacionalización. Estos serían Brasil, México, EE.UU., Argelia, Marruecos, Turquía, Rusia, China, India, Japón y Corea del Sur. Últimamente hemos incluido también como destino preferente de inversión un plan regional, que incluye a seis países del Consejo de Cooperación del Golfo.

¿Con qué herramientas cuentan?

Los planes son de las empresas. El ICEX lo que hace es acompañar, prestando apoyo logístico, soporte y experiencia, aunque también ayuda financiera. Pero el primer paso es de las empresas.

¿Y cuáles son las principales barreras que se encuentran los productos españoles?

Las arancelarias, que suponen una penalización monetaria para entrar en un mercado. De hecho, son el objeto de negociación en el foro multilateral por antonomasia que es la Organización Mundial del Comercio. Aunque también hay que hablar de las múltiples barreras administrativas, en las que se incluye casi de todo: fitosanitarias, de homologación, de regulaciones internas que dificultan que un producto... Estas son fáciles de identificar, aunque muy difíciles de eliminar.

Parece que los productos procedentes de China nos están invadiendo, ¿podemos competir con ellos?

En España somos competitivos en elementos ajenos al precio, que es precisamente donde China está compitiendo más fuertemente. Nuestra fortaleza reside en factores como la marca, el diseño, la innovación y la capacidad de gestión. Nuestras empresas están creando productos únicos con los que no se puede competir simplemete a base de bajar el precio. Los empresarios chinos son conscientes de la necesidad de cambiar su modelo.

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