La nieve derrota a Madrid
Hay que escarbar en la memoria para recordar algo parecido en la capital, tanto por la intensidad de la nevada como, y en especial, por la imprevisión de las autoridades. La ciudad y su extrarradio vivieron horas de colapso: 400 kilómetros de atascos
Caos. Es la palabra que mejor define la situación que durante toda la mañana de ayer vivió la capital de España como consecuencia de una monumental nevada cuya intensidad (no se había visto otra igual desde 1977) sorprendió a las administraciones y dejó bloqueados en casa o, lo que es peor, atrapados en la carretera, a miles y miles de ciudadanos. Los casi 400 kilómetros de atascos que al mediodía llegaron a registrar las carreteras de acceso a la ciudad pueden dar una idea del infierno -eso sí, bajo cero- en que se convirtió la rutina diaria de los madrileños. Nunca antes la inclemencia del tiempo había paralizado así la gran urbe.
Colapso total
Ante la previsión de nevadas, el servicio de Emergencias 112 dependiente del Gobierno regional activó el jueves el nivel cero de alerta del Plan de Inclemencias Invernales, lo que equivale a decretar un estado de pre-emergencia que se reveló del todo insuficiente. La realidad desbordó las previsiones. A primera hora de la mañana, la alerta se situaba ya en el nivel uno, y al mediodía, en el dos (el nivel máximo es el tres). Pero de poco sirvió a los ciudadanos la tardía reacción de las administraciones... Miles de ellos ya estaban atrapados en sus coches y tardarían horas en recuperar la normalidad.
Según datos de la Dirección General de Tráfico, desde primera hora de la mañana la A-2 estuvo cortada en sentido Barcelona desde el kilómetro 35; la autovía de Valencia (A-3) vio restringido el paso de camiones desde Arganda del Rey y registró atascos de 30 kilómetros. Peor situación se vivió en la carretera de Burgos (A-1), cortada en ambos sentidos de circulación, donde las retenciones alcanzaron los 85 kilómetros. La A-4 (Andalucía) y la A-6 (La Coruña) soportaron siete kilómetros de atasco; en la A-5 (Extremadura) fueron de 15 kilómetros. Una relativa normalidad empezó a recuperarse a partir de las cuatro y media de la tarde. A esa hora sólo permanecía cortado un tramo de dos kilómetros en la carretera de Andalucía, a la altura de Aranjuez, aunque las seis autovías seguían registrando retenciones y circulación lenta.
Esa situación repercutió en las principales vías de circunvalación, las arterias de Madrid: M-30, M-40 y especialmente la M-45 se colapsaron. Y lo mismo ocurrió en el interior de la ciudad. Madrid estaba paralizada. Así las cosas, el Ayuntamiento activó a las siete y media de la mañana la Alerta Roja del Plan de Alerta Invernal para toda el área metropolitana. Distribuyó 79 toneladas de sal, sacó a la calle 1.600 agentes de la Policía Municipal y 4.500 operarios para el salado y limpieza de las calzadas, especialmente los puntos más sensibles de la ciudad: calles, calzadas, accesos a hospitales, colegios, bocas de Metro, intercambiadores... Sólo el trasporte ferroviario (sobre y bajo tierra) resistió el embate meteorológico, aunque los trenes tuvieron que reducir su velocidad.
Pero el caos ya estaba consumado. Una nevada de pocos centímetros paralizó la vida la de una metrópoli.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete