Más de un millar de personas homenajea a los supervivientes de Ribadelago
ICAL
El obispo de Astorga bendice el monumento que homenajea a las víctimas de la catástrofe
VIKY ESTEBAN
ZAMORA. Vecinos de Ribadelago y representantes institucionales acudieron ayer a los actos conmemorativos de la tragedia del municipio de la comarca sanabresa para homenajear a sus supervivientes, ... 50 años después. 144 fueron las víctimas de aquella catástrofe ocurrida por la rotura de la presa de Vega de Tera que anegó completamente el pequeño municipio.
Los actos del triste aniversario se iniciaron hace dos noches con la iluminación del cañón del Tera, coincidiendo con la misma hora a la que la presa se hizo añicos. Más de un millar de personas observaron las luces que hacían el mismo recorrido que las aguas que un día arrasaron Ribadelago Viejo. Posteriormente, tuvo lugar un repique de campanas desde lo que quedó del campanario de la vieja iglesia del desaparecido Ribadelago, un acto que tiñó de emoción los ojos de los presentes, la mayoría vecinos de Ribadelago Nuevo y que, de una u otra manera, conocieron de cerca la tragedia. La emoción, el recogimiento y la austeridad también marcaron el resto de actos que se celebraron ayer en el pueblo sanabrés. En una carpa instalada para la ocasión se procedió a la recepción de supervivientes y autoridades locales, provinciales y regionales. Hasta el lugar, rodeado de nieve, se desplazaron otras mil personas que quisieron acompañar a los homenajeados.
El alcalde de Galende -del que es pedanía Ribadelago-, Jesús Villasante, recordó los datos de la tragedia y apuntó que «a partir de este momento se comienza a hacer justicia» puesto que en ese momento las familias no recibían más que «25.000 pesetas a cambio de sus hijos». En este sentido, algunas víctimas señalaron que «no tenían el mismo precio los hombres que las mujeres, ni los ricos que los pobres...».
De hacer justicia y de mantener en perpetuo recuerdo a las víctimas habló también el presidente de la Diputación, Fernando Martínez Maillo, ya que adelantó que se cederá un local que tiene la institución en Ribadelago para acoger un museo sobre la tragedia.
Los sentimientos se pusieron a flor de piel cuando tomó la palabra la portavoz de las víctimas, María Jesús Otero. En su discurso, además de rememorar cada uno de los momentos de aquel fatídico 9 de enero de 1959, agradeció enormemente la ayuda recibida de toda España y también del extranjero, «aunque toda no nos llegara» apostilló. Además, quiso explicar el «dolor y el luto» que todavía marcan la vida de los pocos vecinos de Ribadelago.
La Casa Real también estuvo presente simbólicamente a través de una carta emitida a la organización del evento. En la misiva expresaban su solidaridad y ofrecían el apoyo a todos los vecinos. Al acto asistieron también la consejera de Administración Autonómica, Isabel Alonso; el presidente de las Cortes, José Manuel Fernández Santiago; y el delegado del Gobierno, Miguel Alejo.
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