Un tren en «vía crucis»
Cataluña sirve de ejemplo perfecto para ilustrar lo lenta y costosa que es la implantación del AVE y los problemas que acarea: socavones en las obras, colapsos en la red de Cercanías, polémicas vecinales, la Sagrada Familia de Gaudí amenazada...
Que se lo digan a Magdalena Álvarez, la ministra a prueba de socavones, que en noviembre del año pasado pasó a la historia al lograr que el Parlamento catalán pidiera, por primera vez, la destitución de un ministro, ella, por la «crisis de Cercanías». La propuesta fue aprobada con los votos de todos los partidos menos del PSC, pero esa es otra historia de propósitos descarrilados...
La comunidad catalana sirve, sin duda, de ejemplo perfecto para ilustrar el «vía crucis» de problemas que acumula la implantación del tren de alta velocidad, el AVE, en nuestro país, y sus secuelas en forma de costes extraordinarios. Sin ir más lejos, el Gobierno aprobó el pasado viernes la licitación de los trabajos para consolidar el puente de Candi (Tarragona), dentro de la línea del AVE, que costarán 45,9 millones de euros. Y esta cantidad se suma a los 70 ya invertidos para la reparación de los tres túneles de Montblanc y la Riba, contiguos al puente, en unos trabajos que doblaron el coste de la propia construcción. Total: la rotunda cifra de 115 millones de euros sólo en reparaciones, el gran agujero negro de las obras de la alta velocidad en España; de momento, visto lo visto en Aranjuez.
En Cataluña el AVE ha llegado tarde -con 15 años de retraso sobre el horario previsto a la estación de Sants, Barcelona, el pasado febrero-, y mal. Causando daños colaterales en otra red ferroviaria maltrecha y estresada, la de Cercanías.
Llegamos aquí a la estación cumbre: el caos que provocaron, el 20 de octubre de 2007 las obras de construcción del túnel del AVE hacia Barcelona. Unos socavones en Hospitalet del Llobregat (Barcelona) causaron daños en un túnel de Ferrocarriles de la Generalitat (FGC), lo que llevó a la interrupción de tres líneas de Cercanías y una de FGC. Hasta el 1 de diciembre no se recuperó la normalidad, tras condenar a centenares de miles de usuarios a cambiar su medio de transporte habitual.
Para compensar las molestias, Renfe decidió que el servicio de Cercanías fuera gratuito en la zona afectada, una generosidad que se terminó el 1 de mayo de 2008.
Renfe reclama 20 millones
Entre una cosa y otra -transporte alternativo, afectación en otros servicios, billetes gratis...- Renfe cifró en 20 millones de euros lo que le costó el traspié en los socavones del AVE, una factura que trasladó a la empresa OHL, responsable de las obras, y al gestor de infraestructuras ADIF. Asimismo, Transportes Metropolitanos de Barcelona reclamó a Fomento el millón de euros que le costaron los servicios complementarios para paliar el caos.
Millones y millones de euros para arreglar chapuzas se acumulan en el trayecto del AVE en Cataluña. Y otros muchos millones se empiezan a echar de menos antes de tenerlos que gastar, por culpa de la crisis económica. Como los que deben financiar la construcción de la estación de la Sagrera, en Barcelona. La infraestructura cuesta 592 millones, pero las plusvalías que se debían obtener con los pisos a construir en la zona ya no alcanzan los ingresos previstos por culpa de la devaluación del mercado inmobiliario. Por ahora, Fomento se niega a poner más dinero, pese a la reclamaciones del Ayuntamiento.
El AVE debe llegar a la Sagrera en 2011, aunque para eso deberá atravesar el Eixample y otros barrios con un controvertido túnel que pasará rozando la Sagrada Familia de Gaudí. Y el subsuelo de las casas de miles de barceloneses. Un tren de emociones.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete