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El Papa denuncia la avaricia de los mercados financieros y el gasto militar

En un primer diagnóstico profundo de los problemas del planeta, Benedicto XVI propone salir al paso de los errores de la globalización para convertirlos «en ocasión propicia de una lucha contra la pobreza poniendo a disposición de la justicia y la paz recursos hasta ahora impensables».

Ante un mundo atenazado por una crisis debida «a los criterios meramente autoreferenciales de la actividad financiera, sin consideración del bien común a largo plazo», el Papa denuncia el predominio de la especulación en los mercados pues «una actividad financiera restringida al corto o cortísimo plazo llega a ser peligrosa para todos, también para quien logra beneficiarse de ella durante las fases de euforia financiera».

La población es riqueza

En su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, el próximo uno de enero de 2009, Benedicto XVI denuncia el aumento de gastos militares -un 45 por ciento durante los últimos diez años- pues «entorpece seriamente la consecución de los grandes objetivos de desarrollo de la comunidad internacional».

El Papa recuerda que «la población se está confirmando como una riqueza y no como un factor de pobreza», como prueba el auge de China y la India, o el hecho de que entre los países avanzados crecen económicamente más los de mayor dinamismo demográfico.

Benedicto XVI denuncia el aumento de la desigualdad entre países pobre y ricos e incluso dentro de las naciones ricas, cuya única alternativa es ayudar a los más pobres, «pues sólo la necedad puede inducir a construir una casa dorada, pero rodeada de desierto y de degradación».

Por primera vez, el Papa denuncia que «las políticas marcadamente asistencialistas están en el origen de muchos fracasos en la ayuda a los países pobres», y advierte que «el verdadero proyecto a medio y largo plazo es invertir en la formación de las personas y en desarrollar de manera integrada una cultura de la iniciativa», es decir, una mentalidad de emprendedores, pues «la riqueza de una economía moderna depende de la capacidad de crear rédito presente y futuro».

Según el Santo Padre, la experiencia del siglo XX demuestra la eficacia de las políticas de desarrollo «que favorecen la responsabilidad de las personas y la creación de sinergias positivas entre mercados, sociedad civil y Estados». El Papa abordará estos temas con más detalle en su encíclica social, que se publicará en enero de 2009.

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