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El traspaso del maletín nuclear

Obama se prepara para vivir en la permanente compañia de una reliquia de la Guerra Fría: el maletín con los códigos para autorizar el uso de armas nucleares

El traspaso del maletín nuclear

Cuesta creer que una responsabilidad tan extraordinaria tenga un nombre tan trivial: «football». Pero desde el 20 de enero, el próximo presidente de Estados Unidos empezará a tener una compañía inseparable. Un oficial militar con un maletín negro, conocido en la jerga de Washington como la «pelota de fútbol». La valija, de unos 20 kilos, contiene los códigos requeridos para emitir una orden presidencial autorizando al Pentágono el uso de armas nucleares.

Aunque se supone que es una reliquia tan legendaria como apocalíptica de la Guerra Fría, el maletín en cuestión simboliza las responsabilidades de comandante en jefe asociadas con la presidencia de Estados Unidos en un mundo con más de 10.000 cargas nucleares.De hecho, el maletín parece haber cobrado una renovada vigencia entre predicciones de atentados con armas no convencionales durante los próximos 5 años, las ambiciones de proliferación cultivadas por Irán y Corea del Norte, y la expiración en el año 2009 del Tratado de Reducción de Armas Estratégicas, ratificado por Washington y Moscú en 1991.

Por eso se dice que Barack Obama se convertirá realmente en presidente no cuando pronuncie el juramento prescrito por la Constitución en las escalinatas del Congreso, sino cuando abra por primera vez el maletín. En su interior, se supone que encontrará un sofisticada sistema de comunicaciones para conectarse con los centros de mando situados en el Pentágono, Colorado Springs y el «Lugar R», un búnker de emergencia entre Pensilvania y Maryland. A través de los cuales, Obama tendrá acceso a las 1.300 cargas nucleares que su país mantiene en permanente situación de alerta.

Opciones y códigos

Dentro de la conocida oficialmente como «cartera presidencial de emergencia», Obama también encontrará un cuaderno negro de 75 páginas con diferentes opciones de ataque, desde una sola salva hasta todo un holocausto nuclear. Según la descripción ofrecida por Bill Gulley, director de la Oficina Militar de la Casa Blanca con Johnson, Nixon, Ford y Carter, el maletín también contiene una tarjeta con los «códigos de oro» de autentificación, un sobre que describe procedimientos para mandar una alocución a todo el país y otro cuaderno con diversos lugares a los que el ocupante de la Casa Blanca puede ser trasladado en caso de emergencia.

La custodia y transporte del maletín corre a cargo de un equipo de cinco ayudantes militares del presidente, hombres y mujeres investigados hasta la médula. Según los oficiales con rango mínimo de comandante que han tenido esa responsabilidad, el trabajo es un prestigioso destino pero proclive al agotamiento. Como explicó Robert Patterson, que como oficial de la Fuerza Aérea acompañó a Bill Clinton con el famoso maletín, «uno se encuentra siempre nervioso».

A pesar del mito de que el maletín se encuentra esposado a la muñeca del edecán de turno, la realidad es mucho más fluida. Sobre todo, a la vista de los múltiples olvidos protagonizados por las comitivas de diferentes presidentes, incluso en viajes internacionales, desde que el «football» fuese discretamente introducido por la Administración Kennedy tras la crisis de los misiles cubanos para satisfacer la necesidad de que el ocupante de la Casa Blanca retuviera en todo momento su poder de decisión sobre el arsenal nuclear de Estados Unidos.

Se supone que el maletín, fabricado por la empresa Zero Halliburton, fue de alguna manera utilizado durante la ofensiva terrorista del 11-S por contener información sobre los planes de continuidad de la cúpula del gobierno, además de detalles sobre cómo actuar en casos de emergencia nacional. Por si acaso, existen dos copias de reserva, una se mantiene siempre en la Casa Blanca y otra al alcance del vicepresidente de Estados Unidos.

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