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Activistas del IRA montaron en España una red de contrabando de alcohol y tabaco

Los terroristas implicados en la trama han sido condenados enIrlanda por defraudar en territorio español entre 70 y 100 millones de euros

Miembros del IRA auténtico -a algunos de ellos incluso se les relacionó con el atentado de Omagh de agosto de 1998, en el que murieron 29 personas, dos de ellas españolas- montaron en España una compleja red de contrabando de alcohol y tabaco con la que obtuvieron millonarios beneficios (el fraude se estima entre 70 y 100 millones de euros). Hace dos semanas tres de ellos, junto con varios colaboradores, fueron condenados por un tribunal de Irlanda del Norte por estos hechos, si bien no quedó acreditado que utilizaran el dinero para financiar actividades terroristas.

La condena a estos individuos -Aiden Francis Grew, Noel Abernethy y Henry Mc Laughlin- ha sido posible, en buena parte, gracias a las investigaciones del Grupo de Delitos Económicos de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, que detectó esta trama en el marco de una macro-operación contra el contrabando, que se ha prolongado durante los últimos diez años y en la que se ha detenido a más de 70 individuos.

Alianza de nacionalidades

En el centro de la operación «Espíritu» estaba un hispano-luso, Federico Dacosta Virott -que ya ha sido condenado en Portugal y está encausado por la Audiencia Nacional española-. Era el auténtico muñidor y enlace entre las ramas españolas, irlandesa y portuguesa. Este individuo habría movido más de nueve millones de litros de alcohol, valiéndose de testaferros y empresas ficticias en ambos países para falsificar en los documentos aduaneros el trayecto que seguía la mercancía y ocultar su desvío al Reino Unido.

El alcohol circulaba por varios depósitos fiscales hasta llegar a unas destilerías navarras, donde desaparecía el rastro documental. El destino último eran entre otras las destilerías clandestinas de whisky del norte de Escocia y de Irlanda (llegaba con documentación de productos agrícolas y de otro tipo para eludir el pago del impuesto especial que grava el alcohol, unos siete euros por litro en España y 32 en el Reino Unido en 2005).

Tras la caída de Dacosta, sus socios irlandeses vienen a España para montar otra trama de contrabando con los intermediarios de nuestro país. La Guardia Civil detecta en 2004 en la zona de Tarragona a Aiden Grew, un miembro del IRA auténtico, que fue detenido por su supuesta vinculación con el atentado de Omagh, aunque su implicación no quedó probada y que ese mismo año había quedado en libertad en Irlanda tras ser juzgado por pertenencia al IRA, después de que un jefe policial extraviara una serie de documentos.

Según informes de Inteligencia, Grew se ha movido toda su vida entre varias organizaciones terroristas vinculadas al IRA como Inla, Pira o Cira. Grew y sus socios contactan con unos contrabandistas catalanes de primera fila, gente fina que no suele mancharse las manos y que ha logrado salvarse hasta ahora en las pesquisas -en otras operaciones se les ha intervenido tabaco, alcohol y documentos falsos y se les ha relacionado con blanqueo-. Los irlandeses pasan una temporada en nuestro país, crean la infraestructura -uno se ocupa de las cisternas, otro de la logística y un tercero de los beneficios-, y los contactos necesarios y uno de ellos incluso se echa una novia española. A partir de ahí los envíos de alcohol a Irlanda, procedente de Tomelloso y Valdepeñas se suceden sin pagar ni un euro de impuestos. Los agentes calculan que en las distintas fases se llegaron a sacar más de trescientas cisternas.

Pero no sólo vivían del alcohol. Los delincuentes introducían en la Unión Europea enormes partidas de tabaco de contrabando, en bloques de madera o declarado como muebles. Grew y su socio Noel Abernethy caen en noviembre en 2005 en Armagh (Irlanda del Norte), tras la información facilitada por la Guardia Civil. Se les incautan quince millones de cigarrillos -cinco en un camión y diez en un galpón-, que habían introducido sin pagar los impuestos especiales y con documentos falsos. Al año siguiente detienen a varios cómplices. Los investigadores de ese país tampoco pudieron demostrar que esa mercancía servía para financiar eventuales actividades terroristas. El mes pasado fueron juzgados en Armagh. La condena más alta fue la de Aiden Grew: tres años de prisión y 500.000 libras.

Partida adulterada

En las distintas fases que ha tenido la compleja operación «Espíritu/Senda» se ha intervenido mercancía de contrabando en Suecia, Francia, Noruega Alemania, Irlanda, Portugal y España. En Noruega, donde el precio del alcohol puro es diez veces superior al de España, se detectó una partida que provocó varias detenciones en nuestro país hace un lustro. Uno de esos envíos, adulterado con metanol, causó varios heridos de gravedad. El cabecilla de esa trama se ahorcó en prisión.

Sólo en España se han judicializado asuntos conexos en Valdepeñas, Irún, Logroño, Tomelloso y la Audiencia Nacional. Todos están pendientes de juicio, como es habitual en este tipo de delincuencia: «sorda, que no causa alarma social y no siempre es entendida», según el responsable del Grupo de Delincuencia Económica de la Guardia Civil. Los españoles detenidos en su día, entre ellos varios empresarios, están en libertad.

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