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ETA torpedea el acercamiento de Batasuna a EA para las elecciones vascas

El asesinato de Uría iba dirigido también a reventar todo movimiento de la izquierda radical que no controle la banda. Los terroristas paran los pies a Otegi y bloquean el plan de EA para crear un frente soberanista

El asesinato a tiros del empresario Ignacio Uría, vinculado al nacionalismo de la Guipúzcoa profunda, tiene los efectos de un torpedo dirigido contra la línea de flotación del frente soberanista propuesto por EA de cara a las próximas elecciones autonómicas vascas. Y, por añadidura, constituye una advertencia a los sectores más pragmáticos de Batasuna para que no caigan en la tentación de involucrarse en movimientos cuya «vanguardia» no sea la propia ETA.

Éste es el análisis de expertos antiterroristas en base al perfil de la víctima de la última salvajada de la banda Uría -«uno de los nuestros», según los nacionalistas- simpatizaba tanto con el PNV como con EA. La decisión de asesinarle no fue tomada arbitrariamente por los integrantes del «comando» entre una lista de objetivos, sino que obedece a una orden expresa dada por alguien con peso en la dirección de ETA, aseguran los mismos medios. El asesinato, en la actual coyuntura, de un guardia civil, un policía, un militar o incluso un ertzaina no hubiera sido interpretado como un intento de ETA de reventar un acuerdo entre los herederos de Arana y sus «hermanos descarriados».

Es evidente que con el atentado que ha acabado con la vida del copropietario de Altuna y Uría, la banda pretende atacar las obras del Tren de Alta Velocidad, así como el entorno del PNV, hacia quien había dirigido sus críticas más duras en los dos últimos comunicados tras acusarle de conformarse con un nuevo estatuto de autonomía en detrimento de un futuro estado vasco.

Balas contra los pragmáticos

Pero, cuando eligieron como víctima a Uría, ¿querían los cabecillas, además, reventar cualquier acercamiento de los sectores más posibilistas de la «izquierda abertzale» a otras fuerzas nacionalistas, en una situación de desventaja, que no agrada a la banda, dada la ilegalización de Batasuna, PCTV y ANV? ¿Buscaban sofocar los tímidos movimientos que han emprendido estos mismos sectores para desbloquear la actual situación y desempolvar el discurso del «proceso de paz» en un desesperado intento de recuperar iniciativa? Expertos en la lucha antiterrorista creen que sí. Pero estuvieran o no estos últimos objetivos en la mente criminal de quienes planificaron el asesinato de Ignacio Uría, lo cierto es que los efectos para la constitución de un frente independentista son los mismos: devastadores. Por lo pronto, EA ha retirado su apoyo al alcalde proetarra de Azpeitia, dejándole en minoría. Está por ver si a partir de ahora secundaría la moción de censura que promueven otras formaciones.

Y, con las balas que asesinaron a Uría, la organización criminal también ha querido matar toda tentación de los menos duros de «hacer política en tiempos de «guerra»», bien a través de una refundación de los restos de Batasuna, bien incorporándose a otras fuerzas abertzales pero distanciadas del terror, como Aralar, Zutik o Baztarre, o tomándose demasiado en serio iniciativas como la «mesa de Málzaga» que, a título individual, agrupa a políticos de corte nacionalista y abertzale para trabajar por la independencia. Estas iniciativas han suscitado la desconfianza, cuando no el rechazo, de la banda, ya que teme que los sectores menos duros de Batasuna, con «mono de participar en las instituciones», aprovechen cualquier oportunidad para desertar del terror.

El caso es que la oferta de EA había sido recibida entre los más pragmáticos de la «izquierda abertzale» con ciertas expectativas. Sin duda, Arnaldo Otegi y Rafael Díaz Usabiaga saben que la posibilidad de que los restos de Batasuna se incorporen a una plataforma liderada por EA con vocación electoral es remota, ya que ETA nunca lo permitiría si no es ella la que controla. Pero la propuesta del partido de Unai Ziarreta había encajado bien en la actual estrategia de los posibilistas, orientada a desbloquear la situación de colapso a la que llevó la banda a la «izquierda abertzale» con la voladura de la «tregua». La falta de un liderazgo claro en ETA no ha hecho sino agudizar la parálisis de lo que queda de Batasuna, que no recibe consignas para reorganizar su mesa nacional en la clandestinidad, ni para su estrategia.

Como ya informó ABC, Otegi y Usabiaga vienen criticando en sus entornos más próximos a los herederos de «Thierry» y Garikoitz Aspiazu por considerar que en la deriva de ETA están arrastrando a la «izquierda abertzale». En este contexto se encuadraría la entrevista a Otegi del pasado domingo en «Gara», donde desempolvó el discurso de la necesidad de un nuevo proceso, consciente, eso sí, de que no puede ser inmediato. Las fuentes consultadas creen que si se ha atrevido a realizar estas afirmaciones -anatema a los ojos de los «txerokis»- y si «Gara» se ha prestado a transmitirlo es porque «alguien de arriba» ha dado el visto bueno.

«Ternera» se reactiva

Algunos creen que «Josu Ternera», tras replegarse cuando el «proceso» entró en barrena, permanece ahora a la espera de una nueva oportunidad. Las fuentes consultadas no descartan que ya haya comenzado a mover algunos hilos con los que manejar a Otegi y Usabiaga.

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