Uno de los capos rusos huido y su mujer gastaban fuertes sumas con una tarjeta que pagaba la petrolera rusa
Jueves, 04-12-08
La eventual entrada de la petrolera rusa Lukoil en Repsol como socio de referencia podría tener también consecuencias en el ámbito penal. «En el momento en que se detecte que en esta operación se utiliza dinero en efectivo procedente de la empresa rusa habría que plantearse abrir una investigación específica sobre el origen de esos fondos, ya que parece claro que hay importantes jefes de la mafia rusa que tienen intereses económicos en Lukoil», explican las fuentes consultadas por ABC. No sólo eso; alguno de ellos, como el capo georgiano Zakhar Kalashov, preso en España y considerado como uno de los máximos jefes del crimen organizado de ese país, será juzgado antes del verano por la Audiencia Nacional tras ser detenido por la Policía en Dubai en la «operación Avispa». La Fiscalía le pide 12 años de cárcel por asociación ilícita y blanqueo de capitales.
El escrito de acusación del fiscal, como informó ABC en su momento, recoge que según informes de las autoridades suizas Kalashov tiene una fortuna estimada en unos 200 millones de euros y sería propietario de «una parte significativa de una de las sociedades rusas más grandes del petróleo, es decir, la empresa Lukoil».
Un «chivatazo»
[No es el único de los investigados en la citada «operación Avispa» que tiene importantes relaciones con Lukoil; también las tiene Tariel Oniani, que logró huir de su casa de Barcelona sólo unas horas antes de ser detenido gracias a un «chivatazo» de los servicios secretos rusos. Junto a Kalashov, este individuo actuó en España por cuenta de la petrolera rusa entre 2002 y 2004 para poner en marcha en nuestro país una red de 150 gasolineras.
La operación se iba a realizar a través de la consultora española Sarmet on Plus —especializada en el mercado energético y con domicilio social en Barcelona—, que llegó a registrar las empresas Lukoil Oil Company y Lukoil Spain SA. Lo previsto era que los rusos pondrían el 89% y el resto los españoles. Pero en 2004 se rompieron de forma brusca las negociaciones y el asunto acabó en los tribunales, ya que Lukoil acusó a Sarmet on Plus de haber registrado las citadas firmas sin su consentimiento. Ganó el pleito porque, al parecer, nunca se había firmado un papel con el acuerdo entre ambas sociedades.
Pero aún hay más datos de las estrechas relaciones de Oniani y Kalashov con Lukoil. El ya mencionado escrito de acusación de la Fiscalía revela que en el registro del domicilio de otro de los detenidos en la «operación Avispa» —en concreto de Konstantin Asatiani— se encontró documentación que acredita pagos realizados por Oniani y su mujer con una exclusiva tarjeta de crédito y cuyos cargos iban, entre otros, a Lukoil y Moler Ltd, esta última una sociedad domiciliada en Gibraltar y que es considerada por los investigadores otro punto de enlace entre los grupos dirigidos por Oniani y Kalashov.
Junto a estos dos individuos, las fuentes consultadas por ABC conceden un papel singular de enlace a Dimitri Tarasov, que fue vicepresidente de Lukoil hasta hace poco tiempo. La justicia española le citó a declarar pero él no se presentó tras alegar problemas de seguridad. Ahora ha desaparecido del organigrama de la compañía, si bien en internet aún se puede encontrar su fotografía en páginas antiguas de la web oficial de la petrolera.
Opacidad
La investigación penal que se plantearía si se consumara la entrada de Lukoil en Repsol podría comenzar bien a iniciativa de la Fiscalía, que tiene la posibilidad de abrir diligencias de investigación, aunque en un caso de la envergadura de éste debería contar con el visto bueno del fiscal general del Estado; por iniciativa de las Fuerzas de Seguridad, si es que detectan algún movimiento financiero sospechoso, en cuyo caso judicializarían las pesquisas; o bien, pero ya muy poco probable, a iniciativa del propio juez instructor, que puede hacerlo si tiene constancia directa de un hecho delictivo.
<MC>Las fuentes consultadas consideran que la detección de esos flujos de dinero sería mucho más difícil si, como parece probable, la operación se hace a través de bancos rusos, lo que produciría una cierta opacidad «que en sí misma sería sospechosa». En ese caso sería el Sepblac (Servicio de Prevención de Blanqueo de Capitales) del Banco de España y la Agencia Tributaria los que más posibilidades tendrían de actuar.
A la vista de esta situación, las fuentes consultadas por ABC consideran que lo relevante en este caso «no es que una empresa extranjera vaya a controlar o no una compañía como Repsol, porque eso es un asunto que hay que dejar al mercado. Lo verdaderamente importante es que esa empresa, en este caso Lukoil, tiene relaciones muy estrechas con la mafia rusa a través de individuos muy relevantes de estas organizaciones criminales».
Es decir, a España no llegaría sólo una sociedad, sino también dinero procedente de la criminalidad organizada, que serviría además para controlar una empresa sensible para la seguridad nacional, como es Repsol por su actividad clave en el sector de la energía. Los análisis de los expertos recuerdan en este mismo sentido que desde hace veinte años en Rusia se ha producido un fenómeno inquietante como es el crecimiento de empresas de materias primas a la sombra de poderosos grupos de criminalidad organizada.
El caso de la petrolera Lukoil ya está expuesto, pero también podrían citarse los especiales vínculos entre destacados miembros de la Tambovskaya, cuyo jefe Gennadios Petrov fue detenido en junio pasado en la «operación Troika», con la petrolera PTK. Un papel relevante, según las investigaciones realizadas hasta el momento, lo habrían desempeñado Ilias Traver y los hermanos Nikolai y Victor Gavrilenkov. Estos dos últimos fueron objeto de un brutal ataque en el que resultó muerto el primero de ellos. El segundo logró escapar a la «operación Troika», que fue realizada por la Udyco Central de la Comisaría General de Policía Judicial y el Servicio de Información de la Guardia Civil.
Caída en desgracia
Asimismo, Vladimir Kumarin, el antecesor de Gennadius Petrov al frente de la Tambovskaya, tuvo cargos relevantes en la petrolera PTK. Sin embargo, este hombre cayó en desgracia y el 22 de agosto de 2007 fue detenido por agentes de la FSB, los servicios de inteligencia rusos. Formalmente, fue acusado de fraude y coacciones, pero la realidad, según las fuentes consultadas por ABC, era distinta. Su arresto era el castigo por haberse negado a la entrada en la citada empresa de algunas personas bien relacionadas con los círculos de poder rusos. «No quiso compartir el negocio y esa fue la clave de su caída en desgracia», señalan los expertos consultados. Al parecer, Lukoil estaba muy interesada en esa operación.
Vladimir Kumarin también tenía muy buenas relaciones con el poder ruso, pero no fueron suficientes para que pudiera imponer sus exigencias. De hecho, era vecino de «dacha» de Vladimir Putin en San Petesburgo.

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