Maragall rechaza tener resentimiento al PSC en un acto de homenaje
Pasqual Maragall ha rechazado tener ningún tipo de "resentimiento" hacia sus adversarios, ya sean de su anterior partido, el PSC, o de las filas nacionalistas, en un acto de presentación de sus memorias que se ha convertido en un sentido e íntimo homenaje al ex ... alcalde olímpico y ex presidente catalán.
Maragall ha presentado su autobiografía "Oda Inacabada. Memorias" en un acto en el Palau de la Música con 1.500 invitados, entre los que destacaba una nutrida representación del PSC, con el president José Montilla al frente, aunque no han acudido ninguno de los dos ministros catalanes del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.
Tampoco ha acudido el presidente del Parlament, Ernest Benach, y ERC sólo ha estado representada por su portavoz parlamentaria, Anna Simó. CiU, ICV y PPC han enviado a sus máximos representantes, Artur Mas, Joan Saura y Alícia Sánchez-Camacho, respectivamente.
Acompañado del presidente de RBA, Ricardo Rodrigo, al acto de presentación de las memorias de Maragall han asistido sobre todo familiares, como su esposa Diana Garrigosa y su hermano Ernest Maragall, amigos, consellers y representantes de la sociedad civil, cultural y económica de Cataluña.
La intervención de Maragall, que ha sido aplaudido en numerosas ocasiones, ha sido como un diálogo abierto con muchos amigos y personas importantes de su vida presentes en el Palau, con alusiones a su esposa, Diana Garrigosa -"los Maragall nos hemos casado bien, si no fuese por nuestras mujeres no habríamos hecho nada"- o incluso con bromas directas a su sucesor en la Generalitat, José Montilla.
Maragall conduce un Ford Escort
Maragall se ha permitido la licencia de recordar la polémica de los coches oficiales para apuntar que él conduce un viejo Ford Escort, de matrícula que acaba en PC, "y con el que algún día me la pegaré", una costumbre la de conducir que ha recomendado a Montilla. El ex presidente no ha rehuido hablar de las "desavenencias con mi partido", el PSC, del que se dio de baja como militante tras quedar descabalgado por Montilla en el cartel electoral, un coste político que, según explica Maragall en sus memorias, fue el precio que puso Rodríguez Zapatero para sacar adelante el nuevo Estatut.
No obstante, Maragall, que ha admitido que su "obra inacabada no se acabará nunca", se ha manifestado un fervoroso partidario de la democracia y de su sentido más deportivo, por lo que ha rechazado sentir "resentimiento" porque "tengo el máximo respeto por mis adversarios políticos, tanto si son socialistas" como si provienen del ámbito nacionalista, en alusión también al ex presidente Jordi Pujol, objeto de numerosas referencias en sus memorias.
"Creo en la democracia, incluso dentro de los partidos", ha manifestado Maragall para recordar su vieja aspiración de que los candidatos se escojan por unas "primarias" abiertas a la ciudadanía y no sólo a la militancia, un "término militar" que rechaza.
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