Suscribete a
ABC Premium

Nuestro falso Obama

PARA sazonar la entrevista que hizo a Zapatero, al redactor del Washington Post Jim Hoaglan no se le ocurrió otra cosa que compararle con Obama. «Ambos nacieron el mismo día, con un año de diferencia, ambos son altos, delgados, aficionados al baloncesto, ambos tienen dos ... hijas», escribió. Pero las semejanzas se acababan ahí y, al pasar a la política, Hoaglan tuvo que reconocer que las ideas de Zapatero sobre el matrimonio homosexual, el divorcio exprés y el suicidio asistido «no tendrían cabida en el programa de Obama». Si hubiera profundizado un poco más, se hubiera encontrado con dos personalidades no ya distintas, sino opuestas. A Obama no se le ha cogido nunca en mentira, incluso en las cuestiones más espinosas. Nos lo ha vuelto a demostrar al advertir al país que se encontraba en «una crisis de proporciones históricas, que exigirá grandes sacrificios por parte de todos». Mientras Zapatero no ha hecho más que mentirnos desde que llegó a la presidencia. Antes, tendríamos que preguntar a su familia, pues nadie había oído hablar de él. En cuanto a la crisis, negó su existencia hasta que no tuvo más remedio que reconocerla. De sacrificios, ni palabra todavía. Este es nuestro Obama, Mr. Hoaglan.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia