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Milicianos progresistas

¿IMAGINAN el goce que sentiría (la monja -santa para los católicos- Maravillas) al caer en manos de una patrulla de milicianos jóvenes, armados y -¡mmmmm!- sudorosos? Eso es lo que se pregunta, textualmente, una escritora del régimen en la contraportada de un periódico que ... aún se pretende homologable a los productos civilizados de la prensa europea. No hace setenta años. Fue ayer. Y esa contraportada la leyeron antes de ser publicada los responsables de ese diario. Y no les pareció mal. Tampoco se molestaron cuando la misma autora dijo que todas las mañanas desayunaba con ganas de fusilar a algunos que escriben en otros periódicos. Ni les pareció mal que el historiador irlandés de la zeja, Ian Gibson, confesara su íntima obsesión por poner una bomba en la basílica del Valle de los Caídos. Queda elegantísimo eso de manifestar que se levanta uno con ganas de quemar la iglesia de Los Jerónimos. Y después, un par de fotografías con las momias de las tumbas profanadas y los cristos mutilados al hombro. Fotos para un buen recuerdo. Mejores que la de Carod Rovira y Maragall en Jerusalén con la corona de espinos, que es una foto acomplejada y maricona. Gibson no parará hasta posar con la calavera -supuesta- de García Lorca.

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