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«Los niños adoptados por homosexuales son cobayas humanas»

«Los niños adoptados por homosexuales son cobayas humanas»

Llegó ayer a su cita con la Justicia puntual y convencido de su inocencia. La silla que le esperaba en la sala era cómoda, de mayor postín que la que habitualmente se proporciona a los acusados comunes. No en vano, estaba destinada a acoger las posaderas de un juez, Fernando Ferrín Calamita. Un magistrado que, hace escasos meses, impartía los dictados de la diosa de ojos vendados. Una justicia que, según el Ministerio Fiscal y la acusación particular, podría no haber sido tan ciega. Calamita se sentó ayer en el banquillo para defenderse de las acusaciones de presunta prevaricación, al retardar, a conciencia, la adopción de una niña, Candela, por parte de una lesbiana, Vanessa de las Heras, esposa de la madre biológica de la pequeña.

El juicio contra Fernando Ferrín Calamita, famoso por sus polémicas decisiones judiciales, se inició ayer, en la Audiencia Provincial de Murcia, con la declaración del acusado. El magistrado suspendido, que en un primer momento se negó a contestar, no tuvo reparos en asumir que había solicitado múltiples informes del gabinete psicosocial de la Comunidad en los que le solicitaba que se le informase sobre las consecuencias que para la pequeña Candela podría tener esta adopción homosexual. «Yo sólo quería un périto aséptico que me dijera si crecer en esa familia la iba a perjudicar», aseguró.

Más leña a la polémica

El fiscal jefe de la Comunidad, Manuel López Bernal, y la acusación particular, encabezada por Jose Luis Mazón, pusieron ayer en duda la intención del juez, asegurando que éste se movía guiado por una «animadversión hacia la orientación sexual de las mujeres», algo que el magistrado negó rotundamente en la sala. Pese a la firmeza en su postura, no ayudan a sustentarla declaraciones como las que realizó a los medios de comunicación a la salida del juicio, en las que aseguraba que «los hijos adoptados por homosexuales son cobayas humanas», o en las que afirmaba «que un niño necesita de un padre y una madre».

Otra de las cuestiones que el interrogatorio a Calamita trató de desvelar son las razones por las que éste pidió un informe sobre la idoneidad no sólo de la madre adoptante, sino también de la biológica para criar a la menor. «La verdad es que ese informe lo dictaron las funcionarias de mi juzgado», aseguró el juez, «yo lo firmé sin darme cuenta».

Pese a su petición, lo cierto es que ninguna de las dos madres tuvo que comparecer finalmente para esa entrevista, pues las psicólogas de la Comunidad emitieron un informe positivo varios días antes del día en el que estaba fijada. Un hecho que enfadó a Calamita, según él mismo admitió: «El informe decía que ellas se querían mucho y que eran felices, de lo que me congratulo, pero no era lo que yo quería saber».

La acusación particular recordó en el juicio de ayer otros párrafos de este informe que tampoco consiguieron convencer al magistrado. En ellos se asegura que «la niña se encuentra feliz, corretea y ríe». Una realidad que no consiguió convencer al juez, que solicitó un último informe. En éste, Calamita lanza cuestiones como: «¿No es un derecho del menor el ser insertado en una familia normal, compuesta por dos personas del mismo sexo?», «¿No es alta la probabilidad, por ejemplo de que sea homosexual? Una actuación por la que el Fiscal le pidió ayer cuentas. «Hay opiniones a favor y en contra de estas adopciones homosexuales y yo quería asegurarme», argumentó,

La última de las cuestiones sobre las que se le preguntó fue por su decisión de asignar un defensor judicial para la menor. «Será una irregularidad procesal, pero no una prevaricación», aseveró el juez.

Calamita trató ayer mudar su condición de acusado por la de víctima, concretamente de un presunto chantaje, y denunció ayer que el abogado de la acusación particular, auspiciado por el fiscal general de la Comunidad, le habían ofrecido archivar la causa si accedía a irse de Murcia y a pagar 10.000 euros al letrado Mazón. Una propuesta que el abogado negó tajantemente. También aseguró haber sufrido acoso laboral por parte del presidente del TSJ, Juan Martínez Moya. Acusaciones de las que dice que tiene pruebas pero que, por el momento, se guarda en la manga.

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