Hazte premium Hazte premium

El cuentacuentos

EN la fenomenología de la comunicación política y empresarial hace algún tiempo que causa furor el «story telling», una modalidad de persuasión que utiliza estructuras y recursos narrativos para actualizar las técnicas de la propaganda, sustituyendo la idea del discurso por la del relato. Lo importante es tener una historia, un relato que contar, y capacidad para hacerlo con eficacia. El éxito de Obama, por ejemplo, se basa en la creación de un relato político extremadamente sugerente en tiempos de crisis y hartazgo: el de un tío dispuesto a cambiar el mundo. Ese papel, interpretado con extraordinaria convicción y riqueza de matices, ha generado un liderazgo cuya enorme potencia seductora va mucho allá de los programas concretos y las medidas de gobierno. Lo que ha triunfado no es una candidatura, sino un argumento.

Ésta es la clase de cosas en las que el socialismo español, cuyo laboratorio de marketing funciona con admirable precisión desde los tiempos de Alfonso Guerra, lleva casi siempre una sensible ventaja a la derecha, que sólo en los tiempos iniciales de Aznar supo contar una historia eficaz, basada en principios de moderantismo reformista. Zapatero, tan vaporoso en materia de ideas como insustancial a la hora de manejar responsabilidades, es sin embargo un consumado story teller, un fabulador posmoderno que encuentra en las artes del propagandismo el relato apropiado para camuflar su falta de solvencia. Así se explica que esté saliendo casi impune de la crisis, cuyo coste no acaba de pagar con el descenso de expectativas que resultaría lógico en una opinión pública desilusionada. Las encuestas son contumaces: la gente es muy pesimista ante el futuro socioeconómico, cree que las cosas van a ir a peor y recela de las medidas gubernamentales... pero la confianza en el presidente no se desploma en la proporción lógica, y en todo caso tampoco crece la esperanza en que la oposición sea capaz de sacar al país del atolladero. Y eso sucede porque ZP ha encontrado una historia que contar, la de que la culpa de todo es de Bush y del codicioso neocapitalismo financiero internacional, y la está explicando con enorme efectividad persuasiva. A falta de soluciones que ofrecer, el PSOE ha sabido crear una realidad narrativa coherente, aunque en gran medida ficticia, que sustituye la realidad por un guión simple, fácil de comprender y apto para el consumo masivo.

Por contra, el Partido Popular no halla entre todas sus estrategias un relato alternativo creíble, ni un hilo conductor, ni un narrador apropiado que lo propulse a partir del lógico desgaste que la recesión provoca en el perfil gubernamental. La oposición aún no ha logrado elaborar un argumento atractivo que enganche, como hizo Obama, con un electorado en situación de desamparo y genere la atmósfera propicia para un cambio. El resultado es un bloqueo de expectativas y un empate de desilusiones en el que Zapatero sobrevive gracias a sus facultades de narrador o, más exactamente, de cuentista. Porque más que un relato, la versión simplificada y unilateral de la crisis que nos está contando resulta sencillamente un cuento.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación