Está en :

Hay madera

CLÁSICA
OCNE
Obras de Rueda, Schumann y Saint-Saëns. Int.: J. M. Colom, piano. J. Joseph, órgano. Orq. Nacional de España. Dir.: P. Halffter. Lugar: Auditorio Nacional. Fecha: 14-XI
ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE
Se quejan los compositores de que se estrenan las obras pero que apenas se repiten. Y tienen razón. La repetición es una forma de ejercitarse. Lo sabe el autor que aprende reescuchándose, el intérprete que le entiende mejor cuanto más le visita, y hasta el oyente, de quien se ocupa la teoría de la información cuando señala las ventajas de repetir lo conocido como forma de inculcar el mensaje. Es curioso que la estricta y vieja vanguardia musical incluyera entre sus preceptos el prohibir la repetición, lo que a la postre era negarse a ser entendida. De aquellos lodos (apasionantes) salieron algunos polvos que todavía se limpian. Aunque esta es otra historia...
El 1 de junio de 2007, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla con Pedro Halffter estrenaba «La tierra» de Jesús Rueda. Hace apenas dos meses, el Plural Ensemble de Fabián Panisello, ofrecía la versión para grupo instrumental. «La tierra» suena ahora en la temporada de la ONE como lo hará en otros lugares. De momento está claro que esta música se ha repetido en la cabeza de Halffter. Entre la interpretación y grabación realizada con motivo del estreno y la versión que ahora ha dirigido a la ONE hay todo un mundo. Apasionante era la primera; visceral, más ágil y agitada la de ahora, en la que los latidos vitales de la música de Rueda se han vuelto un paisaje mastodóntico. Así, la mezcla de antagonismos, del rigor rítmico al aparente caos interno, concluyen en algo que crece desde lo más alto y acaba en desolación. Proporcionó a todos una intensa emoción.
No hay duda de que, para ello, Halffter y una ONE entusiasta han puesto de su parte. El director arrastra en su deseo de caminar hacia delante, de obligar a la música a avanzar. También se expresa ahora con un lirismo dicho con gusto y relajación. Se vio en la «Sinfonía 3» de Saint-Saëns, memorizada, es decir bien sabida. Y es que el corazón de Halffter late con soltura mientras que el del pianista Josep Mª Colom tiende a la contemplación. De ahí que el concierto de Schumann tuviera autoridad, dejara alguna fricción, especialmente en el complejo tercer movimiento, y acabara con rotundidad.