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Visión y comunicación, las mejores armas del directivo

Visión y comunicación, las mejores armas del directivo

La crisis económica ha opacado ciertos atributos de los directivos empresariales y ha reiluminado otros. Las compañías exigen a sus directivos, especialmente ahora, «congruencia total entre lo que dicen y lo que hacen, para que puedan ser ejemplo para sus colaboradores», subraya Manuel González, socio de Consultoría de Recursos Humanos y Organización en PricewaterhouseCoopers (PWC). El directivo ha de ejercer como referente. Debe demostrar liderazgo personal y capacidad para gestionar equipos y, sobre todo, para gestionar personas. Se abrasará en la crisis todo alto mando que carezca de «una amplia visión de lo que es su negocio» y que falle en la labor de «involucrar a su equipo, motivarlo para obtener resultados», expresa González.

Además de visualizar la estrategia de la compañía, el directivo idóneo necesita unas dotes de comunicación «convincentes e inspiradoras para el equipo y para la organización». Porque «hoy, más que nunca, se le solicita capacidad de ejecución, que sea capaz de conseguir objetivos y anticiparse al futuro», remarca el socio de Consultoría de Recursos Humanos y Organización de PWC. ¿Hay altos ejecutivos hechos para situaciones determinadas? «Siempre se espera que los directivos estén preparados, que sepan decidir y motivar, pero ahora eso es crucial; y, sí, se puede dar el caso de que un perfil directivo que en otro momento no encajaba lo haga ahora», explica.

Ante todo, mucha calma

Las empresas necesitan mandos que aporten sensación de calma, urgen «líderes que inspiren a las tropas para seguir adelante». En esa misión es crucial la comunicación, para que los colaboradores perciban lo que cada uno aporta a la organización. Los directivos apreciables son «capaces de gestionar los cambios», destaca Manuel González, quien está convencido de que «se crecen» en una situación de urgencia.

Porque a la habitual impaciencia de las empresas con los directivos se añade ahora una especie de aceleración. El socio de Consultoría de Recursos Humanos de PWC lo explica con un símil: «Un directivo tiene que ser capaz siempre de timonear el barco, pero ahora debe conseguir llevar a puerto con rapidez un barco con una vía de agua importante». Las compañías demandan «equipos comprometidos, que puedan dar respuestas diferentes a una situación novedosa, que sean innovadores y que pongan toda la energía en ello», concluye.

A juzgar por la última edición del Premio Directivo Plus, los altos ejecutivos deberían inspirarse en el cocinero Juan Mari Arzak y en el presidente de MRW, Francisco Martín Frías, galardonados en las categorías de pyme y gran empresa, respectivamente. Hubo 1.850 candidatos, que fueron postulados por sus colaboradores.

Opinión del experto

Manuel González, Socio de Consultoría de RR.HH. PricewaterhouseCoopers

La dificultad de delegar

«Al directivo de hoy se le exige liderazgo en el negocio y liderazgo para gestionar el cambio. Debe tener capacidad para delegar y para desarrollar equipos, que son los que le tienen que ayudar en su estrategia. El líder ha de generar entusiasmo y saber delegar, porque los cambios no son producto de una sola persona sino de un equipo. Pero al español le cuesta delegar. Algo más: el ego de un líder nunca debe estar por encima de la organización; es como un entrenador que desde el banquillo dirige al equipo, y lo importante es que el equipo gane».

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