La infinita maldad humana
Llegados este punto de la saga, cinco películas, una por año y todas ellas con gran éxito de público, quedan dos cuestiones: una, que aunque la temática es la misma: juegos macabros con un grupo de gente unidas por un vínculo común, la frescura y ... la sorpresa murieron al término de la primera entrega.
La segunda es ¿de dónde sacan estos tipos el tiempo necesario para montar todas esas trampas complejas, con maquinaria pesada, una ingeniería dificultosa y una maldad enorme, además del dinero que requiere montar ese entramado.
Es decir, que a medida que los guionistas intentan enredar el ovillo, la madeja se enmaraña más y más, por lo que se pierde la credibilidad y la fe. Y aún así, uno se sorprende del maquiavelismo de esta gente para crear maldad, para masacrar al prójimo de la peor manera posible. Y peor aún: que el retorcimiento enfermizo de los guionistas tenga tanto éxito de público revela que vamos mal, peor, a un abismo oscuro e insondable. Y lleva a preguntarnos qué seríamos capaces de hacer si tuviéramos el valor suficiente. Miedo da pensarlo.
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