Hazte premium Hazte premium

Un penalti ridículo evita que el Atlético se gradúe en Anfield

Con un delantero y el ‘Kun’ en el banquillo durante 70 minutos, los rojiblancos rozan un triunfo histórico del que les privó un árbitro sueco

En la imagen, Mascherano y Rodríguez Rodriguez, durante un lance del partido. /Reuters

Un ridículo penalti señalado por el sueco Hansson, a instancias de su ‘asistente’, por un presunto derribo de Pernía a Gerrard dio vida a un mal Liverpool y evitó a última hora un histórico triunfo del Atlético en Anfield que le hubiera dado el billete a octavos de final de la Liga de Campeones. Así es la vida de los rojiblancos, que quizá paguen todavía las viejas guerras de Jesús Gil contra la UEFA, o las actuales batallas entre el club y el organismo rector del fútbol europeo a cuenta del cierre del Calderón por los incidentes ante el Marsella.

Fue culpa del árbitro, que vio pena máxima en uno de los mil saltos en la disputa de un balón, pero el caso es que al final el Atlético recibió castigo a su conservadurismo durante la segunda mitad, cuando renunció por completo al balón y se dejó dominar de cabo a rabo por un Liverpool que sufre al ataque y echa de menos a Torres. La potencia, la versatilidad y los desmarques del ‘Niño’ son un lujo que los ‘reds’ no encuentran con el abnegado Keane.

Una sensación de tristeza se apoderó de Anfield cuando se conocieron las alineaciones. El esperado duelo entre Torres y Agüero, que no se pudo ver en el Calderón, tampoco se daría en la cuna del fútbol. El fuenlabreño prefirió quedarse al final en el palco, junto a su novia, que arriesgarse a una eventual recaída de la lesión muscular que se produjo con España en Bruselas. La temporada acaba de comenzar y los suyos le necesitan en plena forma cuando se decidan los títulos. Y Aguirre, en una decisión muy controvertida, dejó al ‘Kun’ en el banquillo.

El controvertido ‘Vasco’

Acertado o no, el ‘Vasco’ demostró tener personalidad. Lo fácil, lo que todo el mundo quería, era sacar a la estrella. Ni por lo más remoto los atléticos deseaban que en el partido soñado, en la gran fiesta de los casi 3.000 hinchas desplazados a la ciudad de los Beatles, el emergente ariete argentino calentara asiento. El estado físico no era esta vez excusa. Jugó el pasado sábado ante el Mallorca tras haber descansado medio tiempo ante el Liverpool en el Calderón, en Orihuela y en Villarreal. A priori, era su día.

Lo que quería el técnico mexicano, que cumplía el primero de sus dos partidos de sanción, era reforzar el centro del campo. Sobre el papel, los de Benítez eran muy superiores en la zona ancha, con Xabi Alonso, Mascherano y Gerrard, apoyados desde las bandas por Kuyt y Riera. Aguirre lo sabía y evitaba darles facilidades. Por eso colocó un ‘trivote’ con Assunçao, magnífico toda la noche, Raúl García y Maniche, acercó a las bandas a Maxi y Simao y dejó arriba a Forlán, más trabajador que el argentino. El planteamiento era comprensible, por más que dejar a la estrella fuera en el partido más soñado parezca injustificable.

Como Benítez no se caracteriza tampoco por ser un técnico ofensivo, el partido comenzó con los dos equipos mirando más hacia atrás que adelante. ‘Reds’ y ‘colchoneros’ se sienten más felices sin el balón. Les gusta dejar hacer al rival, esperar y sorprender al contragolpe. Al ver la maraña de los madrileños, el Liverpool intentó recurrir al viejo sistema de los balones largos y los pelotazos cruzados hacia las bandas. El Atlético, nervioso al principio, buscaba dejar pasar el tiempo sin sufrir. Le preocupaba, por encima de todo, que Xabi Alonso y Gerrard no entrasen en juego con facilidad.

Falta oxígeno

La noche se abrió con un susto enorme. Un córner mal defendido y un posible penalti de Raúl García sobre Agger cuando éste podía fusilar. Al filo del cuarto de hora, Robbie Keane recibió un pase largo y medido de Xabi, aprovechó los espacios que le brindó Heitinga y su disparo pareció gol por el efecto óptico. A partir de ahí, empero, el Atlético controló con solvencia la situación hasta el descanso. Entendió que quizá el león no era tan fiero como lo pintaban y se atrevió a irse arriba. Había avisado Simao, en estado de gracia, y marcó Maxi, un centrocampista llegador que malvive sin el gol. El zurdo Antonio López controló con precisión en la derecha, vio el desmarque del argentino, éste avanzó y se la cruzó a Reina. Los atléticos enloquecían en Anfield. Y se olvidaban un rato del ‘Kun’.

En la reanudación, los madrileños cometieron el craso error de atrincherarse y dejar hacer al Liverpool, cada vez más precipitado y agarro a los lejanos disparos de Gerrard. La defensa visitante estuvo perfecta pero faltó que sacase el balón jugado y conectase con el centro del campo. Había le sensación de que si era capaz de dar tres pases seguidos, se plantaría de nuevo ante Reina. Pero faltaron más contragolpes y aciertos en la asistencia final. En un par de ocasiones, reclamaron penaltis por manos claras pero quizá involuntarias. También Perea hizo una en su área. El Atlético necesitaba oxígeno. Y al fin salió el ‘Kun’, pero en lugar de Forlán. Agüero contra el mundo. Los balones colgados se sucedían por los dominios de Leo Franco. Aguirre tardaba en hacer más cambios. Luis García entró casi al final. Llegaba el descuento, el penalti hilarante, el empate más triste. El Atlético depende de sí mismo para acabar líder pero no se graduó en Anfield.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación