Covadonga O'Shea: «Amancio Ortega es el primero de los 80.000 trabajadores de Inditex»
Su libro es de los poquísimos «asaltos» a la personalidad de Amancio Ortega, creador de Inditex. Pero a Covadonga O'Shea le costó años convencer al empresario gallego, quien no considera su éxito como un mérito exclusivamente suyo.
Envidia. De esa que dicen sana. Pura y dura, diría yo para ser sincera. Eso es lo que sentí a medida que Covadonga O´Shea me contaba cómo había conseguido convencer a Amancio Ortega para que le autorizase a escribir un libro sobre su vida y ... su empresa. La primera biografía autorizada -y casi me atrevo a decir que la última, dado lo poco que le gusta a este hombre que se metan en su intimidad- de uno de los emprendedores y empresarios más valorados y desconocidos del mundo y que nace con el título de «Así es Amancio Ortega, el hombre que creó Zara» (Esfera de los Libros).
Toda una odisea
Escrita gracias al empeño y al tesón de Covadonga -escritora, periodista y presidenta del Instituto Superior de Empresa y Moda (ISEM Fashion Business School) creado por ella- la obra tiene sus orígenes en el año 1990. Fue entonces cuando esta mujer -con una educación exquisita y una sonrisa de la que es difícil sustraerse- fue invitada a visitar Inditex. En esa época era ya una empresa textil importante situada a las afueras de La Coruña. «Concretamente en Finisterre, en el pequeño polígono industrial de Arteixo, del que hoy se habla en los cinco continentes», cuenta la mujer que, durante 27 años, dirigió con gran éxito la revista Telva. «Mientras visitábamos la fábrica, de entre los múltiples «burros» de ropa que allí había apareció Amancio. Imagínate nuestra impresión». Y Amancio, al que Covadonga llama así «porque le gusta y es al único que conoce con ese nombre» -todo el mundo le llama Ortega en la empresa o Cholo en la familia- conquistó a la periodista. Como me imagino que es capaz de conquistar a todo el que le rodea. «Es un tipo genial, fuera de serie. No te puedes imaginar que hombre más auténtico, más natural, más trabajador, más honrado, más todo». Pues sí, me lo imagino. Sobre todo después de haber leído el libro y conocer de cerca su historia. Apasionante. Pero a lo que íbamos. «Desde ese día tuve un «feeling» especial, supe que era un genio, alguien con un atractivo fuera de serie. Nos vimos un par de veces más, comimos y, a medida que le iba conociendo le decía, «oye Amancio ésto lo tengo que contar»». Pero el empresario se negaba. Broncas y más broncas, «pero broncas de verdad», hasta que un día Covadonga se plantó. «Me parece una injusticia que el mundo no sepa lo que haces, por qué lo haces y el sentido que el dinero tiene para ti. Has revolucionado el mundo de la moda, lo has transformado, lo has democratizado y has conseguido hacer asequible el buen gusto a la inmensa mayoría de gente que jamás se podría haber vestido bien». Ya saben. Calidad-precio, dos conceptos en uno que han hecho de Zara una palabra mágica. En todo el mundo. Pero sobre todo para esas personas que, gracias a su éxito, tienen trabajo. Ochenta mil nóminas. Y precisamente por todas y cada una de estas personas Ortega no quería que O´ Shea escribiera el libro.
Cuestión de equipo
«¿Sabes cuál es la razón? -me decía con la humildad que tanto le caracteriza-. Que todo esto es imposible que lo haga yo sólo. Lo hacemos ochenta mil personas. Entonces yo le decía que sí, pero que sin él estas personas no tendrían trabajo». Covadonga -que se confiesa caótica, pero disciplinada a la hora de escribir- cuenta y no para. Pasa a tal velocidad de un tema a otro que me cuesta seguirla. Pero me quedo -creo- con las cosas importantes. Como, por ejemplo, cuando Amancio, Cholo en esos momentos, decidió con doce años ponerse a trabajar. «Estaba con su madre en una tienda de ultramarinos y oyó cómo le decían «señora Josefa, lo siento pero ya no la podemos fiar más» y desde ese momento tuvo claro que su familia no volvería a pasar hambre. Se emociona cuando habla de su madre y dice que todo lo bueno lo ha heredado de ella». Qué difícil entrevista. Termino, no porque quiera sino por falta de espacio, y no sé si en realidad he entrevistado a uno o dos personajes. Me cuesta separar al uno del otro. A la escritora y al protagonista de su libro. A Covadonga y a Amancio. Dos seres humanos excepcionales en sus campos. Con mayúsculas.
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