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Rivero: el gran derrotado

Rivero: el gran derrotado

POR A.R.

LAS PALMAS. La elección de Claudina Morales como presidenta de Coalición Canaria es sólo la constatación de que no se debería desestimar el poder de las mal llamadas islas menores. Desde el sábado se barruntaba que no iba a ser fácil que Paulino Rivero -su apuesta personal era José Torres Stinga- se hiciera con las riendas del partido.

Guiadas por Antonio Castro, La Palma y El Hierro se opusieron al informe de gestión del hasta ayer presidente de CC, en lo que fue interpretado como un mensaje nítido a los pesos pesados de la dirección. 470 asistentes votaron «sí», 212 «no» y 314 se abstuvieron. Lo que significa que 526 personas no creían que Stinga estuviera capacitado para presidir la organización. El grano de arena que faltaba lo añadió CC de Gran Canaria. María del Mar Julios encabezó la otra línea opositora proponiendo por un lado a Manuel Lobo como candidato alternativo, y asegurándose después la Secretaría de Organización.

Durante su discurso de investidura, Morales agradeció la generosidad de Stinga y los servicios prestados al frente del cargo. Pero no fue suficiente. Visiblemente contrariado y compartiendo asiento con los militantes de Lanzarote, que se abstuvieron en la votación, Stinga pareció no encajar el jarro de agua fría que le habían arrojado sus compañeros. Haciendo gestos en su butaca, le costó ponerse en pie cuando llegó una ovación que bien pudo ser leída como un palmadita en la espalda.

Su contrincante, Manuel Lobo, quizás a sabiendas de que sus posibilidades eran pocas, se resignó a su suerte. «Veníamos aquí a renovar y es lo que hemos logrado», dijo. Puede que el exceso de autocrítica de Stinga haya sido su tumba. Tanto él como Lobo sabían que encabezaban dos propuestas irreconciliables. Entonces apareció en escena nuevamente Antonio Castro, para proponer una candidata de consenso que fuera del agrado de todos. «Si es Claudina, yo me aparto», reconoció que había dicho el ex rector de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Con la elección de Morales, no sólo pierde Stinga. Paulino Rivero ve cómo se le arranca a un hombre de confianza, que llegó al cargo de manera circunstancial -Rivero no podía ser presidente por ser elegido jefe del Ejecutivo regional-.

Como dijo otro palmero, José Luis Perestelo, a la salida del Congreso, Stinga sólo es una víctima de la lucha interna por el poder: «Le han dado la nalgada que iba dirigida a otro».

ACFI PRESS

Stinga, enfadado a la salida del IV Congreso de CC

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