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España espera generalizar la captura y almacenamiento de CO2 a partir de 2020

«Quitar de la circulación el CO2 que emiten las industrias». Esto es, muy gráficamente, el objetivo último de la Plataforma Tecnológica Española del CO2 (PTECO2), formada por 34 entidades privadas del sector industrial y tecnológico, incluidas en el Sistema de Comercio de Emisiones de la Unión Europea, y por 36 organismos públicos del ámbito educativo e investigación.

Creada en el año 2006, ayer hicieron una presentación oficial, una vez que han terminado lo que ellos llaman «el itinerario tecnológico para España», un plan a ejecutar a corto y medio plazo y que comprende 14 propuestas para la realización de estudios, proyectos y líneas de investigación en las áreas de reducción y captura, uso y almacenamiento de CO2 e infraestructuras. Para su desarrollo, la Plataforma cree que es necesaria una inversión de 304 millones de euros.

Según explicó Santiago Sabugal, presidente de PTECO2, el objetivo es que en el año 2010 esté operativa la planta experimental de captura y almacenamiento de carbono de CIUDEN en El Bierzo; en 2015 haya al menos una planta operativa de demostración a nivel comercial y que, a partir de 2020, se produzca la transformación a escala masiva del parque técnico incorporando centrales de alta eficiencia con esta tecnología.

Exportar y no comprar

En contra de los que ven en esta tecnología una forma de esconder bajo la alfombra las emisiones de gases de efecto invernadero, en lugar de evitarlas, Sabugal dijo que aunque se apueste por un modelo basado en las energías renovables siempre va a haber procesos en muchos sectores industriales que necesiten de la quema de combustibles fósiles. Por tanto, «ésta es una tecnología clave y nuestro objetivo es que España sea desarrolladora y exportadora y no compradora» de esta técnica.

En este sentido, Juan Carlos Abanades, investigador del Instituto del Carbón, del CSIC, aseguró que «las tecnologías existen ya, esto no es ciencia ficción». Se refiere, sobre todo, a la fase de captura, donde lo que se intenta ahora es reducir el coste por tonelada de CO2 evitada. Actualmente está entre 30 y 60 euros y el objetivo para las dos próximas décadas es que se sitúe por debajo de los 15 euros por tonelada de CO2 que deja de emitirse.

El mayor reto ahora es el estudio del subsuelo para caracterizar los emplazamientos donde pueda inyectarse con seguridad este gas ya llevado al estado supercrítico. «Ya sabemos que hay un tercio del territorio que no sirve por ser suelo granítico y metamórfico y no tener porosidad, pero es necesario un estudio geológico más profundo y esto cuesta mucho dinero», dijo a ABC Cecilio Quesada, del Instituto Geológico y Minero. Por eso, la inversión necesaria para los proyectos dentro del área de uso y almacenamiento de CO2 es la de mayor cuantía, más de 184 millones de euros.

En cuanto al almacenamiento se recoge la propuesta de realizar un mapa de las zonas de potencial de almacenamiento en España, pero el CO2 capturado también puede volver a utilizarse, por ejemplo transformándolo en biocombustibles, o el ejemplo de la planta de Elcogas en Puertollano, donde se separa el CO2 y se produce hidrógeno.

Desde la Plataforma del CO2 estiman que la captura y el almacenamiento podría suponer una reducción de las emisiones de los países industrializados de entre un 50 y un 80 por ciento para 2050.

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