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El palacio de un rajá de las rayas

El palacio de un rajá de las rayas

El refugio donde fueron apresados los narcotraficantes es una lujosa mansión en el Desierto de los Leones (ni es desierto ni hay más leones que los dos que se encontraron en la casa, junto a dos ttigres, dos panteras y un chimpancé), a las afueras de la capital mexicana. Decorada con motivos hindúes, a la vivienda se accede a través de un sendero de piedra en medio del bosque.

Los invitados al lugar eran citados en Santa Fe (distrito empresarial de Ciudad de México) y trasladados en automóviles de ventanillas opacas que impiden ver el camino.

Una reja metálica coronada por una enorme estatua de Buda da acceso a los amplios jardines de la mansión, en cuya fachada principal se lee el nombre de Valentina labrado en madera, material que recubre todo el interior de la casa, hasta en los lavabos, la piscina y el jacuzzi. Además de una cuadra para caballos, en la casa hay un extravagante estanque donde flotan las figuras de dos cocodrilos y de un hipopótamo. Los animales (los de verdad, que pertenecen a especies protegidas) han sido puestos a resguardo por Medio Ambiente.

Pero no todas las viviendas relacionadas con los Beltrán Leyva son tan horteras e indiscretas. Según la Procuraduría (fiscalía) General de la República (PGR), operadores colombianos, venezolanos y mexicanos de esta banda criminal han convertido a Huixquilucan (un discreto municipio del Estado de México, aledaño al Distrito Federal) en su centro de operaciones. Esa zona la emplean los delincuentes para vivir, lavar dinero, controlar la venta de estupefacientes al por menor e instalar laboratorios para la elaboración de cocaína.

Hace unos días, dos mandos de la Policía Municipal fueron detenidos por su presunta colaboración con el clan. Se presume que ambos son los responsables del secuestro y ejecución de 24 personas, cuyos cadáveres fueron encontrados en el paraje de La Marquesa el pasado 12 de septiembre. De acuerdo con la PGR, éste y otros asesinatos ocurridos al poniente del Valle de México están relacionados con la disputa que el grupo llamado «La Familia» (formado por sicarios de Michoacán que pertenecieron al Cártel del Golfo) sostiene con los Beltrán Leyva por el control de la venta de drogas en la zona.

Más de 3.000 muertes

Testigos protegidos detallaron en 2005 las actividades de los hermanos Arturo, Alfredo, Alberto y Carlos Beltrán Leyva, quienes en aquellas fechas pertenecían al cártel de Sinaloa, y revelaron que entre los domicilios que utilizaban como residencias o casas de seguridad se encontraban varios en Huixquilucan y en otras localidades mexiquenses como Naucalpan y Valle de Bravo.

Tras trabajar para el cártel de Juárez, Arturo Beltrán Leyva fue el enlace entre el desaparecido cártel de Cali de los hermanos Rodríguez Orejuela y su principal socio mexicano, Joaquín «El Chapo» Guzmán, capo del cártel de Sinaloa. Los hermanos, tras separarse de la banda sinaloense, habrían sacado buen provecho de esos contactos. La independencia de los Beltrán y su alianza con Los Zetas (fuerzas de elite del Ejército reclutadas por el narco y escindidas del cártel del Golfo) es uno de los factores que han incidido en el incremento en México de la violencia ligada al crimen organizado, que en lo que va de año se ha cobrado más de tres mil vidas.

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