CLÁSICA
Juventudes Musicales
Obras de Brahms. Int.: Coro Monteverdi, Orq. Revolucionaria y Romántica. Dir.: J. Eliot Gardiner. Auditorio Nacional. 9-10-8
A. G. L.
Sorprenderá a muchos la interpretación de la música sinfónico-coral de Brahms que actualmente graba y promociona John Eliot Gardiner. Es lógico. Del director británico sólo cabe esperar continuos descubrimientos en sintonía con el estudio de la naturaleza original de las partituras. Pero creer que cualquiera de sus propuestas se reduce a manejar instrumentos de época de acuerdo con sus peculiaridades temporales es una aproximación demasiado simple. Gardiner es un director formado en un vasto repertorio, desde la música antigua a alguna incursión en otras cercanas, y su expresividad no sólo es historicista, tiene la profundidad del gran músico y el detalle de quien entiende la interpretación con refinamiento, exquisitez y cierto preciosismo.
Bajo estos pilares ha amoldado a su Coro Monteverdi y a la Orquesta Revolucionaria y Romántica. Con ellos se ha presentado en el concierto de la nueva temporada de Juventudes Musicales de Madrid, un encuentro de dieciséis programas con los nombres punteros de la interpretación musical internacional. Y en el concierto sonó Brahms, el de la tercera sinfonía y el autor de música coral incluyendo aquí algunas obras escritas a la sombra de Franz Schubert. Siempre sutil, afinadísimo, claro en la expresión e intencionado en el texto, con ese color blanco tan característico de un coro que potencia las voces agudas y limita las graves al mero soporte. Que Gardiner es un obseso de la corrección es algo evidente. Se nota hasta en el movimiento escenográfico de los intérpretes, tan perfectamente ensayado como sus partes. Por eso la orquesta toca de pie y se configura simulando aquella de Meiningen que manejó Brahms. Aunque, hay que insistir, en que esto no es más que una herramienta, fantástica, distinta, reveladora de un sonido y una época perdidos. Lo importante está en la calidad impresa. El tempo ligero, la vitalidad, el tono afirmativo y el rigor en la lectura como superficie de una propuesta cargada de intensidad que, en la noche del jueves, terminó convirtiéndose en el renacimiento para un compositor tantas veces inventado a través de la densidad de su escritura orquestal.