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Un ministerio para croquetas

Las croquetas también ocupan un lugar en mi vida. No porque sepa cocinarlas como esa pobre Puri que acaba de ser censurada por Bibiana Aído, menos mal que su marido la adora precisamente por lo mismo que Aído la aborrece. Las croquetas de mi vida datan de una de las primeras reuniones del Foro de Ermua, hace unos cuantos años en Bilbao. Debatíamos apasionadamente, cuando una asistente, mujer, de izquierdas y feminista, desautorizó por lo bajo mi posición y la de otra compañera con un «Éstas mejor si se dedicaran a hacer croquetas».

No seguí su consejo y hoy es el día en que aún desconozco el noble arte de cocinar croquetas. Pero lo que no hubiera imaginado es que, diez años después, tendríamos en España un ministerio para defendernos a las mujeres de las croquetas. Que es más o menos su función, vigilar las cosas más inverosímiles, inútiles y estúpidas que a uno se le puedan ocurrir, las croquetas de Puri o las miembras. Lo que demuestra que, cuando nos esforzamos, las mujeres podemos alcanzar exactamente los mismos niveles de ineptitud que los hombres.

Y luego reprochan a Rajoy su arraigado aprecio por el concepto de sentido común. Le dicen que eso del sentido común es muy simplista o que el sentido común varía según valores e ideologías. Y he aquí a las croquetas de Puri demostrando que el sinsentido común es independiente de las ideologías. Y afecta tanto a las feministas y de izquierdas, como Bibiana Aído, como a las de derechas y no sé si feministas como la senadora del PP que empezó esta ridícula historia con su denuncia.

Y sobre todo, he aquí a las croquetas demostrando que el sinsentido común existe. Y consiste, por ejemplo, en que el ministerio de Igualdad prefiera ocuparse de ellas en lugar de los miles de ciudadanos que se manifiestan en Barcelona contra la discriminación del español en Cataluña.

Sugiero otra tarea al ministerio, que también censure el calendario que los bomberos de Bilbao acaban de perpetrar por segunda vez. Por fomentar el estereotipo sexista del bombero como objeto sexual. Que me disculpen los bomberos de Bilbao, pero el ministerio está para estas cosas.

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