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«Katiuska» atómica

«Katiuska» atómica
ABC Un momento de «Katiuska», en el Teatro Arriaga de Bilbao
ZARZUELA
«Katiuska»
Música: P. Sorozábal. Int.: M. Alberola, A. Ódena, J. Plazaola, E. Baquerizo, M. Martín, T. Iglesias, M. Atxalandabaso, L. Iglesias. O. Sinfónica de Bilbao. Dir. musical: D. Giménez. Dir. esc.: E. Sagi. Teatro Arriaga. Bilbao. 24-09-08
COSME MARINA
Un «paisaje después de la derrota» y un enorme marco dorado sirven como punto de partida para la nueva producción de «Katiuska» de Pablo Sorozábal estrenada en el teatro Arriaga bilbaíno -en colaboración con el Campoamor de Oviedo, Calderón de Valladolid y Español de Madrid- y con la firma de Emilio Sagi. Se trata de algo más que una nueva puesta en escena de un título emblemático de nuestra música. Es el arranque de una prometedora etapa para el Arriaga que lo va a reubicar en el mapa lírico y también es una inmejorable apuesta de cómo desde Bilbao se reivindica con entusiasmo y calidad la zarzuela y la ópera españolas.
La trama, melancólica y divertida a partes iguales, se comprime en un bloque único que transita de la comedia al desgarro con naturalidad a través de pinceladas ingeniosas, unas cercanas a la revista, otras al melodrama sentimental y chispazos de originalidad que encadenan cada escena sin tregua. Deslumbra el planteamiento por su riesgo, optando Sagi por una valiente poda del original sin por ello perder el espíritu de la obra, oscilante y sinuoso.
Hay en esta «Katiuska» una soberbia dirección de los intérpretes, una dramaturgia cuidada en el detalle y en la que se implican todos sin excepción. Vocalmente Ángel Ódena manda y con autoridad sobre el resto del elenco. Su Pedro Starkof vigoroso y exultante confirma a quien es una de nuestras realidades vocales de entidad. Debe asimismo consignarse la corrección vocal de Maite Alberola como Katiuska -especialmente destacada en su aportación escénica- y las divertidas Olga de Milagros Martín y Tatiana de Trinidad Iglesias. Jon Plazaola, Enrique Baquerizo, Mikeldi Atxalandabaso y Lander Iglesias sumaron al igual que la Coral de Bilbao. Desde el foso David Giménez demostró que es una batuta de peso significativo y lo hizo con una Sinfónica de Bilbao de la que sacó buen provecho en una noche de zarzuela que el público jaleó con entusiasmo.