Suscribete a
ABC Premium

La felicidad, ja, ja (y Zapatero)

HAY otros mundos..., pero están en éste. Si alguien no comparte la afirmación de Paul Eluard, basta con que repase los dichos y los hechos del señor Zapatero para que rectifique su postura y cambie de criterio. Pues, si no hay otros mundos escondidos en ... la espesura arisca en la que nos movemos, ¿en qué mundo vive el presidente? Asegurar que es un marciano podría interpretarse como una falta de respeto. Tildarle de lunático, todavía es peor; implica ponerse a tiro de los fiscales de Bermejo. ¿Y si le etiquetamos como un OPNI, un Objeto Político No Identificado sobre el que únicamente el senador Obama parece tener una ligera idea? La chorrada es tan burda, tan inane, tan carente de ingenio, que le hace justicia, en cierto modo, a sus merecimientos. Pero tampoco cuela. Con el andar del tiempo, Rodríguez Zapatero ha dejado de ser una rareza y la curiosidad que despertaba en un principio ha embarrancado en el despego. Políticamente, sin embargo, el sujeto de marras es cada día más objeto. Objeto de rechifla y de irrisión en el selecto club de sus eminentísimos colegas ante los que se empeña en sentar cátedra de maestro Ciruela. Aquel que, cual es fama, no sabía leer y puso escuela. (Nostalgia de Campmany, orfebre de los dichos y de las frases hechas, que habría desplumado al interfecto de un plumazo soberbio. Nostalgia de las plumas, hartazgo de plumeros).

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia