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Miles de personas marchan en Barcelona contra el «totalitarismo lingüístico» de la Generalitat

BARCELONA. Hay un antes y un después en la defensa del bilingüismo y el punto de inflexión se produjo ayer en Barcelona, donde cerca de 5.000 personas, según los organizadores, y 4.000, según la Guardia Urbana, recorrieron las calles de la ciudad para denunciar la imposición lingüística en los colegios catalanes. Padres e hijos, por tanto, fueron protagonistas de una manifestación multitudinaria, que transcurrió sin incidentes y que pone fin a la leyenda de que la reivindicación del castellano es una causa marginal al servicio de un partido político.

Es cierto que la protesta celebrada ayer fue convocada en julio por Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, pero a la misma se sumaron el Partido Popular, Unificación Comunista de España (UCE) y Unión Progreso y Democracia (UPyD), además de una veintena de asociaciones procedentes de toda España entre las que destacan Foro de Ermua, Convivencia Cívica Catalana, Asociación por la Tolerancia, Círculo Balear, Galicia Bilingüe, Unión de Guardias Civiles, Padres por la Libertad de Elección Lingüística del País Vasco y Universitarios Liberal Demócratas.

«No a la imposición lingüística»

La comitiva, encabezada por una enorme pancarta donde podía leerse la frase en castellano y catalán «No a la imposición lingüística en las escuelas», partió a las once de la mañana de la plaza Urquinaona y recorrió la vía Laietana hasta llegar a la plaza Sant Jaume, donde están emplazadas las sedes del Ayuntamiento de Barcelona y de la Generalitat.

En primera línea de la manifestación se encontraban el presidente de C´s, Albert Rivera; la presidenta del PP, Alicia Sánchez-Camacho; los intelectuales Francesc de Carreras, Iñaki Esquerra y Féliz Ovejero, y el actor Toni Cantó, que intervino como maestro de ceremonias. Además de los principales dirigentes de Ciutadans, la plana mayor del PP también participó y movilizó a su militancia. Y si bien es cierto que la presidenta del PPC no firmó el «Manifiesto por una Lengua Común», fuentes del partido recordaron que la trayectoria del PP en defensa del bilingüismo es impecable y advirtieron de que nadie tiene derecho a «repartir carnés de españolidad».

Cuchicheos aparte, lo cierto es que Ciutadans y PP están dispuestos a impulsar acciones conjuntas en el futuro y demostrar que el debate lingüístico no es patrimonio de nadie. «Los territorios no tienen lenguas. Las lenguas son de los ciudadanos», aseguraba a modo de introducción el manifiesto leido por el escritor Arcadi Espada. «En Cataluña -añadió- han convertido el catalán en el fundamento para la construcción de su nación imaginada. La Generalitat y el resto de los poderes públicos de Cataluña han establecido el catalán como lengua propia de las instituciones, despojando a los ciudadanos de sus derechos lingüísticos e imponiéndoles devoción, lealtad y deberes para con la lengua».

«No es el ciudadano el que tiene que estar al servicio de las lenguas, sino a la inversa», continúa el escrito. «La imposición lingüística que padecemos en diferentes comunidades autónomas convierte a España en el único país del mundo donde los ciudadanos no tienen derecho a estudiar en la lengua oficial del Estado», denuncia el manifiesto, según el cual «en Cataluña se impone el catalán como única lengua vehicular sobre el castellano, en la educación y en todos los ámbitos públicos, con la pretensión de que ésta sea la única lengua social, limitando de forma artificial el estatus de castellano, dándole el carácter de idioma extranjero y recluyéndolo a un uso privado y familiar».

«Frente a la obsesión identitaria y el totalitarismo lingüístico, hacemos un llamamiento a la sociedad civil para que con el apoyo de los partidos constitucionalistas, revierta esta situación ilegítima, promoviendo desde las diferentes asociaciones, sindicatos, partidos y desde la propia ciudadanía una ley reguladora de la oficialidad del castellano».

A modo de colofón, Toni Cantó invitó a los asistentes a hacer un corte de mangas a quienes auguraban el fracaso de la manifestación, que tuvo lugar en pleno debate sobre la nueva Ley de Educación de Cataluña, aprobada el pasado 30 de julio por la Generalitat, y con la que se sanciona definitivamente la inmersión lingüística en el sistema educativo, obviando el real decreto del Ministerio de Educación en el que se regulaba la tercera hora de castellano en los colegios.

Una de las asociaciones que acudieron a la protesta, Convivencia Cívica Catalana, ha denunciado varias veces a la Consejería de Educación por incumplir las resoluciones del Tribunal Superior de Cataluña en las que se ordena aplicar la tercera hora y la inclusión de la casilla en los impresos de preinscripción para elegir el idioma de la primera enseñanza.

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