Las obras inacabadas exponen a El Verger a una riada similar a la del pasado año

El Gobierno -tras culpar de las inundaciones al urbanismo valenciano- anunció importantes medidas para prevenir nuevas riadas. Pero un año después, y con la posibilidad de una nueva gota fría en el ambiente, buena parte de los cauces de los ríos que se desbordaron el año pasado presentan una situación similar a la que motivó las riadas, que se cobraron una víctima mortal.

Ayer, la lluvia caía con fuerza sobre estas localidades. Sus habitantes no olvidan los dramáticos episodios vividos en aquel siniestro 12 de octubre de 2007, y miran al cielo temiendo lo peor. Aquel fatídico día una tromba de agua provocada por los más de 300 litros por metro cuadrado provocó el desbordamiento del río Girona a su paso por estas localidades y otras vecinas. La tromba de agua se cobró una víctima en El Verger y el desplome del puente en Beniarbeig, construido a finales del siglo XIX.

El Ministerio de Medio Ambiente aseguró ayer en un comunicado que el Gobierno ha invertido 2,6 millones euros en limpieza y acondicionamiento de los cauces de las zonas afectadas, y que ha terminado la totalidad de las 42 actuaciones previstas tras la tragedia «dejando el río en óptimas condiciones para posibles avenidas. Pero los alcaldes de El Verger, Ondara y Els Poblets (también afectados por la riada) afirman que aún no han llegado las inversiones anunciadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). Aseguran que «un año después de la catástrofe, las actuaciones valoradas en 39 millones de euros siguen pendientes de ejecución», según señala la Plataforma ciudadana Riu Girona.

Ayer, el delegado del Gobierno, Ricardo Peralta, afirmó que los trabajos realizados han consistido en limpieza de escombros, retirada de restos de los muros y bloques caídos -pese a que ayer estos bloques todavía eran visibles en el lecho del río-, limpieza de cañas, adecuación de los cauces con taludes, acondicionamiento del lecho y las márgenes, entre otros.

Obras inacabadas

Sin embargo, en El Verger todavía son palpables los efectos de la riada de 2007 . A pesar de que son visibles obras inacabadas, ningún operario trabajaba ayer en el lugar. Mientras los muros de uno de los márgenes del río se han reformado y levantado un metro más de altura, los del otro lado presentan un estado precario.

María del Carmen es una de las afectadas a las que no convence la actuación del Ejecutivo. «Uno de los puentes debería haberse hecho nuevo. Tiene demasiados ojos, muy estrechos, que provocaron que se acumularan multitud de cañas». «Todavía no han derruido las casas ruinosas del margen».

Su padre, de 92 años, jamás había vivido algo semejante. Está convencido que la culpa fue de las cañas. Lo mismo opina Paco, cuyo comercio quedó totalmente destrozado, con unas pérdidas valoradas en 126.000 euros. «El problema son los puentes y las cañas, aunque Narbona lo negase». «En un año han hecho poca cosa; en el 82 llovió más y el río no se desbordó». «El muro está sin acabar y la calzada se agrieta. Además, las cañas ya crecen otra vez».

En Beniarbeig, el reluciente puente nuevo contrasta con los escombros que se acumulan debajo. Los patos nadan alegremente entre los bloques abandonados.