Conspiración de Bush y Rajoy

El capitalismo, con sus virtudes y sus defectos, existía mucho antes de que Bush pensase siquiera en dedicarse a la política, y parece claro que le sobrevivirá. La crisis actual -igual que otras del pasado-, es producto de un sistema a veces cruel, que cada día quiere más y que se retroalimenta recurriendo a cualquier fórmula posible, por inmoral o extraña que pueda resultar. Las experiencias de Enron, Worldcom y similares han convertido a Estados Unidos en un país hiper-regulado, por mucho que se quiera decir lo contrario. Lo que ocurre es que el «monstruo» del libre mercado ha desarrollado una imaginación ilimitada que le permite saltarse cualquier barrera o control.

Dentro de unos años, Bush será tan sólo un retrato en los pasillos de la Casa Blanca. Las entidades norteamericanas se quejarán de tener una de las legislaciones sobre productos financieros más rígidas del mundo y el sistema habrá encontrado -o estará a punto de hacerlo- un atajo par ganar más dinero todavía y mantenerse en constante movimiento. La historia, aunque no nos guste, volverá a empezar.

En el caso de España, parece claro que Zapatero y Solbes -por citar a las dos figuras del Ejecutivo más visibles en estos asuntos- sí podrían hacer más cosas, aparte de repetir su cansino discurso de que aquí estás cosas no pasan. En realidad, no somos mejores que los estadounidenses; si de verdad tuviéramos dinero, también habríamos inventado algo parecido a las hipotecas «subprime» y estaríamos pillados en Lehman Brothers.