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CARTAS

Brutal tala de árboles

La autovía A-42 Madrid-Toledo nunca se ha caracterizado por su buen mantenimiento, ni del firme y señalización, ni de las zonas limítrofes con vegetación plantada con motivo de la obra.

Pues bien, parece que algún responsable de su mantenimiento en la actualidad ha decidido que la mejor manera de mantener el arbolado de la autovía es...¡talarlo!

Aunque parezca increíble, en pleno siglo XXI, en plena era de la "concienciación ambiental", en plena era de las repoblaciones, de los árboles del Prado y la Baronesa, de los árboles como bandera contra desdoblamiento de carreteras...se está llevando a cabo con nocturnidad y alevosía la tala de unos 500 pinos de considerable tamaño a la altura de los concesionarios en Olías del Rey situados en la mediana de la autovía, en medio de una enorme recta.

Seguramente el responsable aducirá motivos de seguridad para efectuar esta aberración, pero olvida que ellos evitaban deslumbramientos provenientes del otro carril, evitaban despistes de conductores que ahora mirarán los colorines de los luminosos de los concesionarios y evitaban también deslumbramientos por sol lateral en amaneceres y atardeceres.

Ello sin entrar en la amortiguación de contaminación acústica que suponían para residentes y trabajadores en la zona, en el indudable efecto beneficioso que para el paisaje suponían o en el agradable sombreo que generaban para el conductor. El responsable de esta brutalidad olvida que fueron precisamente plantados para la autovía, que jamás han provocado ningún accidente y que en ninguna otra autovía de España se está cometiendo semejante acto de salvajismo institucional.

Además, este responsable ya lleva meses talando la totalidad de arbolado situado en las márgenes de la autovía, independientemente de la distancia a la misma e independientemente de la especie (ha talado multitud de ejemplares del protegido olmo negro o Ulmus minor)

Ya tan solo le resta el impresionante tilo (Tilia platyphyllos) que se sitúa en mitad de la autovía cerca del centro Puerta de Toledo y al que ya sometió a una poda de dudoso gusto y más dudosa conveniencia este pasado invierno. De nada servirá que cuando se desdoblara esta carretera en los años 80 fuese modificado el proyecto solamente para salvarlo. Hoy, en 2008, en la era del amor a los árboles, él decidirá talarlo cualquier noche de estas desde su cómodo despacho.

Anoche, cuando pasaba junto a la autovía a las doce de la noche y pude ver aterrorizado la tala de los pinos entró en mi coche un intenso y maravilloso aroma a resina de pino proveniente de sus cadáveres recién descuartizados y no pude evitar recordar la frase de Rabindranath Tagore: «Sed como el árbol del sándalo, que perfuma hasta al hacha que lo tala».

Eduardo Alejandro Sánchez Butragueño

Toledo

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