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Alarma en un centro de salud de Sevilla en el que 27 trabajadores han contraído cáncer

Médicos, enfermeras, celadores, electricistas y todo tipo de trabajadores del centro de Especialidades Esperanza Macarena de Sevilla, popularmente conocido como el ambulatorio de María Auxiliadora, han contraído cáncer en los últimos tiempos. Se trata de al menos 27 trabajadores, de los que cerca de media docena han fallecido, que han sido víctimas de todo tipo de tumores: cáncer de mama, de lengua, linfoma, metástasis ósea... El número es elevado si se tiene en cuenta que en el citado centro hay 120 trabajadores, lo que supone que están padeciendo o padecen esa enfermedad más de un 22 por ciento del personal.

Así lo ha denunciado la Unión Provincial de Sevilla a la Central Sindical Independiente de Funcionarios CSI-CSIF. El delegado de Prevención de Riesgos Laborales del Área Hospitalaria Virgen Macarena, José María Barrera, firma la denuncia que ha presentado ante Prevención de Riegos Laborales del Hospital Macarena y a la Gerencia del mismo hospital. En los escritos, que también han hecho llegar al Consejo de Seguridad Nuclear, se denuncia que existe «una fuerte inquietud ante el alarmante número de procesos cancerígenos registrados en los últimos años, en número de veintisiete, y su posible relación con las instalaciones de radiología del centro».

Encima o debajo de rayos

De hecho, según denuncian, la mayoría de las personas que han sufrido tumores o casos de cáncer trabajaban muy cerca de las instalaciones de radiología del centro, ubicadas en la segunda planta. Por eso, según dicen, casi todos los que han sufrido alguna de estas graves patologías se sitúan en la tercera o en la primera: Es decir, justo encima o debajo de rayos.

Han muerto al menos dos médicos, uno de ellos de Atención Primaria que trabajaba justo debajo de la sala de rayos, un electricista que también desarrollaba su trabajo muy cerca de las instalaciones y otra ATS que sufrió un cáncer de mama. CSIF dice que son más pero no facilita los nombres porque, dice, muchos tienen miedo de hacerlo público. En cualquier caso, el denominador común es el mismo para todos: se han pasado años ejerciendo su profesión muy cerca de la sala de rayos X.

La denuncia está avalada además por dos médicos: el oncólogo Fernando Castelló y el otorrino José Manuel García, ambos trabajadores de ese mismo centro. que aseguraron a ABC que desde hace tiempo «hay mucho miedo» en ese ambulatorio porque la gente no sabe lo que está pasando. De hecho, el otorrino asegura que cada cierto tiempo le llegan las trabajadoras que se dedican a revelar placas con fuertes dolores de garganta. Según el testimonio de ambos, las instalaciones no están debidamente protegidas. Los facultativos afirman que esta zona sufre «un importante abandono», ya que las ventanas, en lugar de esta revestidas de plomo para evitar escapes, fueron blindadas e incluso aseguran que, por debajo de la sala de rayos pasan varias tuberías de agua.

La denuncia fue minimizada el lunes por el jefe de servicio de Radiofísica del hospital, Manuel Gómez, que achacó las muertes a «una cuestión de casualidad». «Creo que no hay caso. Es fácil que cuatro o cinco personas mueran de cáncer», indicó. Sin embargo, ayer la dirección gerencia del Hospital solicitó a su Unidad de Prevención de Riesgos Laborales un informe con el objetivo «llegar hasta el final». En todo caso, la dirección del centro desmintió rotundamente que las instalaciones de Radiología no estén debidamente protegidas «como consta en las correspondientes memorias de declaración ante la Consejería de Industria de las distintas salas de RX del centro. Las mediciones periódicas para comprobar las radiaciones se realizan por requisito legal una vez año».

El hospital, no obstante, realizó el 7 de agosto otra revisión de instalaciones. La medida se llevó a cabo precisamente tras el fallecimiento de un médico de Atención Primaria que sufrió un proceso cancerígeno. En aquella inspección todas las mediciones realizadas dieron como resultado «radiación cero». En cualquier caso, el Servicio andaluz de Salud (SAS) abrirá una investigación sobre la denuncia.

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