CLÁSICA
Otoño Soriano
Obras de Debussy, E. Halffter y Mozart. Int.: Orquesta Sinfónica de Castilla y León (Dir. : Alejandro Posada), Solista: D. del Pino (piano). Lugar: Palacio de la Audiencia. Soria, 12-09-2008
ANTONIO IGLESIAS
En la vieja Sala de la Audiencia (hoy «Sala Odón Alonso») ha dado comienzo un nuevo ciclo del «Otoño Musical Soriano» que, además del total de sus dieciséis conciertos, incluye un curso instrumental, una exposición, sus ya tradicionales «Preconciertos» en los Porches del Auditorio, (un Quintetto de Metales y Percusión, de muy sobresaliente coherencia), entre alguna manifestación más que, esta vez, se dedican a Francisco García Muñoz, en el Centenario de su nacimiento.
Este programa inicial del «Otoño Musical Soriano», harto interesante (aunque sólo fuese por la «resurrección» de obras olvidadas en demasía), bajo la batuta titular del colombiano Alejandro Posada, fue confiado a la Sinfónica de Castilla y León, que dio brillante respuesta, un algo excedida en momentos, debido -y ello significa un consiguiente dato positivo- a que el recinto «de la Audiencia» se ha quedado pequeño.
La sesión se abrió con la «Petite Suite», de Claude Debussy, obra reveladora de un bien hacer temprano, transplantada de su originalidad pianística a sonoridades sinfónicas que anuncian al gran orquestador, que sobresaldría en un todavía anuncio impresionista. Llenó la primera parte del concierto, una versión lograda de la en un tiempo famosa «Rapsodia portuguesa» que el genial compositor español Ernesto Halffter escribió para piano y orquesta, quizás hace ya medio siglo, y que hoy lamentamos no se incorpore más a nuestros mejores conciertos, en razón de su inmensa valía, aunque sólo supusiera uno de los últimos suspiros nacionalistas; su apoyo en el dato popular -naturalmente que portugués en este caso-, se arropa de esencias emanadas de Manuel de Falla, incluyendo un piano solista que es eje de la obra, aquí confiado a Daniel del Pino, de origen libanés, con ricos medios técnicos. Puso punto final al programa una excelente interpretación de la «Júpiter» mozartiana y un «bis», una popularísima «Sanjuanera» del así homenajeado maestro García Muñoz.