CLÁSICA
Quincena musical
Obras de Guridi, Rachmaninov y Holst. Int.: J. Perianes, piano. Orq. Sinf. Euskadi. Coral Andra Mari. Dir.: A. Boreyko. Lugar: Auditorio Kursaal, San Sebastián. Fecha: 1 de septiembre
ALBERTO GONZÁLEZ LAPUENTE
La Quincena Musical es un festival con el corazón repartido. En la tarde del lunes, el Cuarteto Arditti clausuraba el ciclo de música contemporánea con un concierto de máximos dedicado a Luis de Pablo, Francisco Guerrero, Ferneyhough y Ligeti. Durante sus siete días de programación se ha homenajeado a Stockhausen y se han estrenado obras de Aurelio Edler, Guillermo Lauzurica e Isabel Urrutia. No cabe más en menos. Por eso hay que lamentar la coincidencia horaria con el concierto de la Orquesta de Euskadi en la sala grande del Kursaal. Porque también a éste había que prestarle atención: dirigía Andrei Boreyko, candidato a la titularidad de la orquesta, y tocaba Javier Perianes, pianista de moda.
Así lo ha demostrado, una vez más, su éxito donostiarra, culminado con numerosas salidas al escenario tras las que interpretó, con un preciosismo alambicado, un fragmento de la «Música callada», de Mompou, que entusiasmó a todos. A decir verdad, debería decirse que a la mayoría, pues para que nada falte también aquí algunos pocos reclaman su derecho a la réplica. Son estos los que argumentan que Perianes se ha atrevido con el segundo concierto de Rachmaninov y, una vez más, demostró exquisitez en el fraseo, meticulosidad e intimidad pero sin que el gran piano acabara de hablarle en igualdad de condiciones a una orquesta (¡a una obra!) robusta, apasionada y rutilante. Al margen de otras circunstancias, como fue la utilización de un instrumento lamentablemente afinado y la realización de ciertos desajustes en el tercer y segundo movimiento, reenganchado gracias a una prodigiosa intervención del concertino, Lorenz Nasturica.
Y fue así en una tarde en la que la Orquesta de Euskadi se creció junto a Boreyko, quien dirigió el sentido «Plenilunio» de «Amaya» y una muy intensa versión de «Los planetas», de Holst. Si se une esta actuación a la realizada, también en la Quincena, al lado del director Pablo González, con motivo de la representación de «Carmen», se comprenderá por qué se habla entre los asistentes al festival del orgullo donostiarra.